Relación entre el Principio de Causalidad y el Indeterminismo

El Indeterminismo sostiene que la conducta humana no está sometida al principio de causalidad natural sino que es libre. El principio de causalidad afirma que todos los fenómenos están sometidos a regularidades invariables o leyes necesarias. A las mismas causas siguen siempre los mismos efectos.

El problema filosófico entre el Indeterminismo (existencia de libertad) y Determinismo (ausencia de libertad) supone la contraposición entre dos tipos de causalidad incompatibles: una causalidad natural por necesidad, que rige de modo inexorable los acontecimientos del mundo físico y biológico, y una causalidad por libertad, no sujeta a leyes naturales de la física o la biología, sino a fines individuales e intenciones personales que permiten la autodeterminación de la conducta humana.

Formas de entender la libertad 

El término libertad es un tanto ambiguo e impreciso y podemos entenderlo de estas dos formas:

  1. Libertad externa social. Consiste en la posibilidad de actuar como creamos oportuno de acuerdo con los usos, costumbres y leyes de la propia cultura. Este tipo de libertad está estrechamente unido al sistema político y jurídico de cada país.

  2. Libertad interna o personal. Es la capacidad para tomar decisiones, elegir entre dos o más alternativas posibles. Es la principal consecuencia del razonamiento práctico, e incluye la libertad psicológica y la libertad moral.

Nos referimos a la libertad interna o personal como la principal, puesto que es la que conforma las pautas de actuación y confiere sentido a las acciones de la libertad externa o social.

Argumentos a favor del Indeterminismo

Los argumentos a favor del Indeterminismo o la aceptación de la libertad humana son:

  1. Indeterminismo psicológico. Se basa en la evidencia intuitiva o certeza inmediata de la mente de que todos somos capaces de elegir entre varias alternativas, siempre que exista la posibilidad y disponibilidad para hacerlo. La constante presentación de alternativas demuestra que somos capaces de elegir; es más, que es imposible no elegir, y por tanto somos libres, como propone el existencialismo de Sartre.

  2. Indeterminismo ético. La aceptación de la moralidad como un hecho indiscutible supone la demostración más clara de que somos libres. La libertad de pensar y decidir moralmente es el presupuesto irrefutable de la existencia de libertad. Un tigre que ataca, un psicópata que mata, un terremoto con víctimas, etc., no son libres y sus acciones tienen muy poco mérito o demérito moral.
  3. Indeterminismo metafísico. Toma como punto de partida la suposición de que la mente humana no está sujeta por su constitución específica a las mismas leyes que el resto de los seres naturales. La realidad física está sujeta a las leyes causales, deterministas e invariables, en tanto que la actividad mental está sujeta a la libertad e indeterminación. Una de las propiedades de la mente humana es su capacidad de pensar y decidir libremente.

Argumentos a favor del Determinismo 

El Determinismo es una teoría filosófica que sostiene la ausencia de libertad en la conducta humana. Las acciones del hombre están sometidas rigurosamente al principio de causalidad natural.

Las teorías monistas, especialmente la materialista, estarían muy próximas completamente de acuerdo con esta visión determinista de la acción humana.

Entre otros argumentos podemos señalar:
  1. Determinismo físico. El argumento principal a favor del determinismo es que solo hay una realidad: la materia y sus diferentes estados, y por tanto no hay razón para suponer que rige un tipo de causalidad para la naturaleza y otro distinto para el hombre. Las leyes de la naturaleza son las mismas para todos los seres del mundo.

  2. Determinismo psicológico. El temperamento, el carácter, la personalidad y sus rasgos; todos a la vez determinan causalmente nuestra conducta. Nuestra organización psicológica deja muy poco margen para elegir, aunque así lo creamos, por un hábito mental adquirido. Siempre elegimos el motivo más fuerte y luego lo justificamos con la suposición de que nuestra voluntad decidió libremente. El psicólogo Skinner afirmaba que simplemente vivimos la ilusión de la libertad.
  3. Determinismo sociológico. Las conductas humanas son esencialmente sociales, y por tanto impersonales. En la vida social, el individuo no decide ni controla la acción, sino que más bien es controlado y movido a actuar en una dirección única.

Una cultura es un sistema normativo que nos dice en todo momento lo que debemos hacer. Esta es precisamente la función de los usos sociales, costumbres morales y leyes jurídicas. Las normas institucionales también nos empujan a actuar dentro de unos márgenes.

Otra cosa es que por el momento la tecnociencia actual sea incapaz de explicar apropiadamente estas arduas cuestiones.