INTRODUCCIÓN

La psicoinmunología tiene mucho que ver con el estrés. Es un claro ejemplo del efecto que puede haber de lo psicológico en lo inmunológico. También aborda el poder terapéutico que también tiene la relación terapeuta – paciente y los efecto placebo. En la investigación psicofarmacológica los resultados favorables obtenidos con el placebo suelen desestimarse y tenerlos como punto de referencia al tiempo porque las drogas que no tengan un efecto terapéutico superior al placebo no sirven. Ya desde 1987 en la revista “Cerebro: comportamiento e inmunidad”, se escriben cosas como: nuestro conocimiento inmunológico no es suficiente para explicarnos por qué estímulos inmunológicamente neutros pero emocionalmente intensos son capaces de producir reacciones alérgicas. Tampoco se sabe por qué el ambiente social puede determinar la respuesta individual a algunas enfermedades (sobre todo infecciosas), esto se está viendo con el sida. Tampoco se sabe por qué virus latentes dan lugar a enfermedades manifiestas cuando el organismo está estresado o por qué al estar expuesto a determinados agentes infecciosos solo se infectan ciertas personas. En 1987 Lancet, a propósito de las respuestas inmunológicas y agentes estresantes, dice: “desde el momento en el que el estado psicológico de un individuo es capaz de influir en el curso de ciertas enfermedades en las que está implicado el sistema inmunitario (x ej en ciertos tipos de cáncer, enfermedades autoinmunes) ¿por qué lo psicológico influye? La investigación de los vínculos estresantes entre el psiquismo y la inmunidad tiene 3 importantes consecuencias clínicas: ⇒ La posibilidad de que los tratamientos psicológicos puedan usarse como terapéuticos de apoyo para adecuar la respuesta inmunológica tanto en enfermedades amenazadoras para la vida como en trastornos menos graves. ⇒ La posibilidad de que tales tratamientos puedan usarse para mejorar la actividad del sistema inmunitario (x ej el cáncer). Sobre todo en grupos especialmente vulnerables (grupos de riesgo). ⇒ La clarificación de la importancia de la protección que es capaz de proporcionar un enfoque positivo de la existencia.   Los clínicos saben, como dijo Tuber hace 13 años a propósito del placebo que los síntomas, la enfermedad y sus cambios a lo largo del tiempo reflejan las complejas interacciones entre los procesos anatómicos, neurofisiológicos; los factores cognitivo – conductuales y ambientales. La clave de todo esto es el sistema inmunitario que es la más importante defensa que tenemos frente a las agresiones externas.   Se pueden saber los parámetros de normalidad del S.I. También hay que medir otras muchas variables ya que medir es controlar. Todas las siguientes pueden desestabilizar o inestabilizar el nivel analítico: ⇒ Ritmos circadianos y circanuales: la fasicidad. ⇒ Raza. ⇒ Sexo ⇒ Edad. ⇒ Nutrición. ⇒ Patologías previas. ⇒ Fermentación de fármacos. ⇒ Hábitos tóxicos.   Tampoco hay que perder de vista que el S.I. es enormemente complejo y solo muy parcialmente comprendido y estudiado hoy. Hay múltiples elementos de interacción: ⇒ Existen muchas medidas distintas y cada una de ellas evalúa solo un aspecto determinante del S.I. ⇒ Una medida particular puede no ser representativa de otros aspectos de la funcionalidad inmunológica, lo cual impide extraer conclusiones generales.  

Fisiología del Sistema Inmunológico:

  El Sistema Inmunológico esta formado por tejidos (células), órganos y procesos que protegen al organismo de la invasión de material extraño (como las bacterias, los virus y los hongos). A su vez realiza funciones de mantenimiento, eliminando las células dañadas o desgastadas y vigila la presencia de células mutantes, para una vez detectadas, eliminarlas.   El S.I. está disperso por todo el cuerpo en el sistema linfático. El tejido del S.I. es la linfa, que está formada por componentes tisulares de la sangre, excepto los glóbulos rojos y las plaquetas. En el proceso de circulación vascular, la linfa y los leucocitos (glóbulos blancos), atraviesan la pared vascular. Estos componentes escapan del sistema circulatorio en un proceso denominado difusión capilar. Además, la linfa también es segregada desde las células del cuerpo. Cuando la linfa atraviesa los vasos linfáticos, circula por dichos conductos y regresa posteriormente al flujo sanguíneo.   La estructura del S.I. es paralela al sistema circulatorio vascular. La linfa circula penetrando en el sistema linfático y luego regresando al flujo sanguíneo, sin permanecer exclusivamente en los conductos linfáticos. Durante la circulación, la linfa pasa por los ganglios linfáticos (cápsulas redondas u ovaladas dispersas por todo el sistema linfático) y allí se produce una fagocitación  que consiste en eliminar de la linfa los desechos celulares, las bacterias e incluso el polvo que ha penetrado en el cuerpo. Por eso en un cáncer de mama se quitan los ganglios linfáticos de la axila.  

Órganos del Sistema Inmunológico:

  La linfa es un torrente de sustancias inmunológicas. En vez de glóbulos rojos o hematíes, tienen glóbulos blancos o linfocitos (son los más característicos) que se fabrican en la medula ósea. Existen varios tipos de linfocitos: ⇒  Linfocitos T. ⇒  Linfocitos B. ⇒  Linfocitos NK o células supresoras naturales.   Los linfocitos también se denominan leucocitos, que son los linfocitos más importantes. Hay otros 2 tipos de células linfocíticas: ⇒  Granulocitos. ⇒  Monolitos o macrófagos. Estos leucocitos se encargan de la respuesta no específica del S.I. mientras que los linfocitos están implicados en las respuestas específicas. Es importante saber que si nuestro nivel de linfocitos es bajo, es difícil terminar con las neoformaciones de manera que se convierten en potencialmente dañino.   El timo, que también forma parte del sistema endocrino, segrega la hormona timosina, implicada en la maduración y en la diferenciación de los linfocitos T. El timo alcanza su tamaño máximo durante la infancia y se atrofia en la edad adulta. No se conoce bien su funcionamiento pero si se extirpase, se perjudicaría la función inmunológica del organismo. Se cree que el envejecimiento está relacionado con una disminución de la eficacia inmunológica.   Las amígdalas son masas de tejido linfático situadas en la garganta, que se encargan de atrapar y eliminar las células invasoras  y partículas extrañas (función parecida al de los ganglios linfáticos).   En todo esto se puede influir desde fuera con los factores psicológicos. Aunque hay que tener en cuenta que lo psicológico modula pero no crea, “si no hay bicho, no hay gripe”.   El bazo situado cerca del estómago en la cavidad abdominal, es el nido donde maduran los linfocitos, y sirve para almacenarlos y desechar las células sanguíneas desgastadas.   Todos estos órganos tienen en común la función de fabricar, almacenar y favorecer la circulación de la linfa, pero para proteger a todo el organismo, la función inmunológica debe producirse en todas las partes del cuerpo. Existen interconexiones entre el S.N., el S.I. y S. Endocrino. Estas interconexiones están comandadas por el hipotálamo que es quien dirige, donde hay células mixtas que dan órdenes que son transportadas a través de las sinápsis. Además hay otra conexión con el sistema nervioso simpático. Podemos influir a través del S.I. y a través del S.N. autónomo simpático en el vaciado de los líquidos, digestión del alimento, agitación el alimento, constricción bronquial, secreciones, los ojos, la erección, la excitación,…   Las interconexiones psiconeuroinmunológicas tienen lugar de 2 maneras: 1. El S.N. Periférico (Autónomo) porque se encarga de inervar todos los órganos, cada vaso, cada víscera, cada órgano tiene que le manda, que le inerva. El S.N.A. está por lo tanto relacionado con lo inmunológico. 2. También está comandado por el S.N.C que segrega hormonas a nivel hipotalámico que estimulan las glándulas endocrinas a través de la glándula pituitaria. Estas hormonas entran en el torrente sanguíneo y llegan a los órganos periféricos o a la glándula suprarrenal. La glándula suprarrenal está encima del riñón y tiene médula suprarrenal (que segrega epinefrina y norepinefrina) y corteza suprarrenal (que segrega cortisol). Las células T (linfocitos T) tienen receptores de membrana para que ahí descansen y actúen las hormonas glucocorticoideas, que nos permiten digerir la glucosa. También hay receptores para que se asientan las catecolaminas y por esos receptores va, en gran parte, la modulación de la inmunidad, que es automática o autónoma. El cortisol se segrega porque previamente hay una hormona, la adrenocorticotrópica (ACTH) que se segrega en la glándula pituitaria del cerebro si el hipotálamo quiere que se segregue. Un nivel elevado de cortisol y de glucocorticoides está relacionado con ciertos trastornos emocionales y físicos. Esto es así porque un nivel elevado de glucocorticoides y de cortisol deprime las respuestas inmunológicas. El cerebro segrega otras sustancias como por ejemplo, a través del hipotálamo, los linfocitos, pero no exactamente sino que otro lugar donde se asientan los linfocitos es en los receptores de endorfinas. Los linfocitos modulan la recepción de las endorfinas en los receptores de endorfinas. La emisión de estos receptores tiene lugar mediante el mismo estímulo de estrés – malestar que desencadena la producción de otras muchas hormonas. Es decir, que hay un biofeedback continuo entre la glándula pituitaria y las glándulas suprarrenales. Por lo tanto, la investigación última apoya la existencia de relaciones entre los problemas psicológicos, el mal funcionamiento del sistema inmunológico y el desarrollo de enfermedades. Las relaciones no se conocen todavía pero se entienden. No sabemos por qué de entre todas las personas cuyo sistema inmunológico no funciona bien unas enferman y otras no. entre otras razones es porque las personas nos exponemos a diferentes agentes patógenos. De la misma forma que el S.N. puede influir en el S.I. tanto a través del S.N. Simpático como de la respuesta neuroendocrina al estrés, el S.I. tiene la capacidad de alterar el comportamiento a través de su acción sobre el S.N.  

Funciones del S.I:

  La función principal del S.I. es la de localizar y tratar de eliminar las sustancias patógenas extrañas o no propias (se denominan antígenos). También hay antígenos que vienen de dentro del cuerpo que se llaman neoplasias o enfermedades autoinmunes.   El S.I. se encarga de proteger al cuerpo contra las lesiones y mantiene la vigilancia frente a las sustancias externas que puedan invadirlo, en general, las respuestas del S.I. a la invasión de sustancias extrañas son de 2 clases:   ⇒ Respuestas no específicas: se dan dos mecanismos:
  • La fagocitosis, que implica la participación de diversos mecanismos que permiten destruir rápidamente las bacterias, los virus y los hongos invasores. Entre éstos mecanismos destacan dos clases de leucocitos, los granulocitos que libera sustancias químicas que atacan a los invasores. Y los macrófagos, que entre otras funciones realizan la recolección de células desgastadas y desechos.
  • La inflamación, que sirve para restaurar los tejidos dañados por los invasores. Cuando se produce una lesión, los vasos sanguíneos del área lesionada se contraen temporalmente, luego se dilatan, aumentando el flujo sanguíneo a dichos tejidos y produciendo el aumento de temperatura y el enrojecimiento que acompaña ala inflamación. Las células dañadas liberan enzimas que ayudan a destruir los microorganismos invasores.
  ⇒  Respuestas específicas: participan en esta función dos clases de linfocitos:
  • Los linfocitos T que llevan a cabo un proceso denominado  inmunidad por mediación celular (tiene lugar en el nivel de las células corporales y no en el flujo sanguíneo) es eficaz para eliminar los hongos y los virus que ya han penetrado en las células, los parásitos y las mutaciones de células corporales.
  • Los linfocitos B, que movilizan un ataque indirecto contra los microorganismos invasores. Con la ayuda de las células T, fabrican anticuerpos específicos para responder a un invasor dado, éstos circulan, encuentran a las sustancias extrañas (antígenos), se unen a ellos y los marcan para su posterior destrucción.
Algunas de las células T y B sensibilizadas se replican y se mantiene en reserva, no se activaran a menos que un invasor antígeno reaparezca, entonces realizaran el mismo tipo de ataque pero de manera más rápida y eficaz, a esto se le denomina generalmente inmunidad.   

Trastornos del S.I.:

  La inmunodeficiencia (respuesta  inmunológica inadecuada) puede producirse por varias razones, a continuación nombrare algunas de ellas:   ⇒ Constituye un efecto secundario de la mayor parte de los fármacos de quimioterapia utilizados para tratar el cáncer.   ⇒ Existen casos de bebes recién nacidos en los que el sistema inmunológico no se desarrolla, dejando al niño sin defensas, son conocidos como “niño dentro de una burbuja de plástico”, la exposición de éstos bebes a cualquier virus o bacteria puede resultar fatal. Pero estos casos son extraños, ya que los neonatos reciben la protección de los anticuerpos que han obtenido de sus madres a través de la placenta, al tiempo que aquellos que se alimentan con leche materna reciben los anticuerpos que dicho alimento les aporta. Estos anticuerpos ofrecen protección hasta que el niño desarrolla su propio sistema inmunológico durante los primeros meses de vida.   ⇒ El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), es la deficiencia inmunológica que mayor publicidad ha adquirido. Enfermedad que está ocasionada por un virus, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), actúa destruyendo las células T y los macrófagos del sistema inmunológico, aquellas personas que están infectadas con dicho virus son vulnerables a gran variedad de enfermedades bacterianas virales y malignas. Esta enfermedad es contagiosa, pero no se transmite fácilmente de una persona a otra, las concentraciones más elevadas del virus se encuentran en la sangre y en el semen, por lo tanto, las trasfusiones de sangre de una persona infectada, el contacto con una aguja contaminada y el intercambio sexual `parecen ser las vías de contagio más habituales.   ⇒ Las alergias son otro trastorno del sistema inmunológico, una respuesta alérgica es una reacción anormal a una sustancia extraña, es decir la persona que las sufre es  hipersensible a ciertas sustancias.   ⇒ Las enfermedades auto inmune se producen cuando el sistema inmunológico ataca al organismo, por razones aún poco conocidas. Se produce porque el SI en vez de reconocer a los invasores que pueden perjudicar nuestro cuerpo, marcan las células corporales propias para ser destruidas posteriormente. Es decir, parece que el SI pierde la capacidad de distinguir a las células propias de las invasoras, desatando el ataque contra sí mismo. Por ejemplo, el lupus eritematoso y la  artritis reumatoide son enfermedades auto inmune, así como algunas esclerosis múltiples.   ⇒ El siguiente caso, aunque no se trata de un trastorno inmunológico, el rechazo a los trasplantes sí es un problema ocasionado por éste. A excepción de los gemelos idénticos, no existen dos seres humanos con las mismas características bioquímicas, por lo que ante un hígado o un riñón trasplantado, el SI los reconocerán como extraños e invasores. De ésta manera el SI del huésped intentará destruir el trasplante, para prevenir esta reacción se administra fármacos de manera que se suprima la función inmunológica. El inconveniente de esta estrategia es que se ve afectada toda la respuesta inmunológica del organismo, dejando a la persona expuesta a cualquier infección, por esto, las personas que han recibido trasplantes deben adecuar su estilo de vida a hábitos que minimicen su riesgo a contraer infecciones.  

Las investigaciones en el campo de la psicoinmunología:

  Los investigadores del campo de la psicoinmunología (entre ellos Ader y Cohen) han demostrado que diversas funciones del SI responden tanto al estrés psicológico a corto plazo como a largo plazo, es decir, relacionan problemas psicológicos – mal funcionamiento del S I- desarrollo de enfermedades. La relación entre el estrés y diversas enfermedades, entre las cuales se incluyen la cefalea, las enfermedades infecciosas, el nacimiento prematuro, el asma y  la artritis reumatoide. El estrés indica cierta relación con un estado de ánimo negativo o trastorno de dicho estado de ánimo, como la depresión o la ansiedad. Para entender ésta relación en primer lugar se debe entender la fisiología del estrés.