Teoría del Verbo en Port-Royal

Arnauld y Lancelot publicaron la primera edición de la Gramática General y Razonada en 1660. Dos años después, Arnauld se uniría a Pierre Nicole para publicar la Lógica, que, junto con la Gramática, configuraría una obra completa.

Es importante señalar que el único autor que aportó conocimientos gramaticales fue Claude Lancelot, ya que era gramático, mientras que los otros dos eran lógicos.

El objetivo de la obra es ofrecer una explicación general y racional de los fenómenos fundamentales del lenguaje, mediante un método rigurosamente científico: el método demostrativo. Se parte de la idea de que la gramática implica una serie de principios ya adquiridos; sin embargo, mediante este método, los autores de Port-Royal pretenden demostrar la verdad o falsedad de los hechos gramaticales.

La gramática se estructura en dos partes: la primera, donde se habla de las letras y caracteres de la escritura, y la segunda, donde se explican los principios y razones en los que se apoyan las diversas formas de significación de las palabras.

La Teoría del Verbo

La teoría del verbo es muy interesante. Para los autores de Port-Royal, los verbos pueden ser ‘sustantivos’ (el verbo ‘ser’) y ‘adjetivos’ (todos los demás). Los gramáticos de Port-Royal retoman así el análisis aristotélico del verbo, para quien el verbo ‘ser’ es el verbo de la existencia y todos los demás equivalen lógica y gramaticalmente al verbo copulativo más un participio.

Los accidentes gramaticales que interesan al verbo son la voz, el modo, el tiempo, el número y la persona. También se hace referencia a la existencia de una inflexión que no recibe número ni persona y que llaman infinitivo. Según ellos, el infinitivo a veces afirma y otras veces se convierte en un nombre.

Además, se presenta la clasificación de los verbos adjetivos en activos, pasivos, neutros e impersonales.

Los autores de Port-Royal son los primeros que, al hablar de los verbos impersonales, hacen referencia a aquellos verbos de ‘efectos de la naturaleza’.

Principios del Estructuralismo

Los principios del estructuralismo son cuatro: funcionalidad, oposición, sistematización y neutralización. Solo los tres primeros pertenecen al estructuralismo en general, pues el último es propio del estructuralismo europeo. Los estructuralistas norteamericanos consideran los casos de neutralización como casos de distribución.

Funcionalidad

Concierne a los hechos constitutivos de las lenguas y se funda en el postulado de la solidaridad entre las dos caras del signo lingüístico: significante y significado, y plano de la expresión y contenido de las lenguas, consideradas como sistemas de signos que se realizan al hablar. Este principio se puede reducir a la siguiente fórmula: son constitutivos de una lengua los hechos funcionales de la misma. Una diferencia material cualquiera es hecho de lengua si es funcional en esa lengua, es decir, si le pueden corresponder también diferencias en el significado, y una diferencia en el significado es funcional si le corresponden diferencias en la expresión. Una forma es la misma como unidad funcional de lengua si su variación no implica modificación alguna en el significado, y un significado es el mismo si su variación no implica modificación en la expresión. En italiano, en las expresiones l’amico, lo studente, il libro, nos encontramos tres elementos materiales diferentes (artículos). Son totalmente distintos en el plano de la expresión; sin embargo, les corresponde una única forma en el plano del significado o contenido, pues los tres son artículo singular masculino. Por la referencia de un plano al otro, se distingue entre unidad de lengua o funcional y variante de realización. Para identificar las unidades funcionales en la lengua se utiliza la prueba de la conmutación, creada por Hjelmslev. Esta prueba consiste en sustituir un elemento por otro y comprobar si esa sustitución conlleva diferencias en el plano del contenido. Si las conlleva, estamos ante unidades funcionales; si no, ante variantes de realización de la misma unidad.

Oposición

Es exclusivo de la lingüística estructural del siglo XX. Se refiere a la forma misma de manifestarse la funcionalidad de las unidades en el sistema de la lengua. Este principio consiste en el modo de identificación de las unidades lingüísticas en el sistema. Al igual que el principio de funcionalidad, el de oposición también se puede resumir con la fórmula: «las unidades funcionales existen gracias a las oposiciones en que participan. Hay oposición entre las unidades que, siendo en lo demás idénticas, funcionan como unidades diferentes mediante un elemento diferencial mínimo, es decir, cada unidad es tal por el hecho de que se diferencia en un rasgo de las otras unidades del mismo nivel». Nos lleva a identificar en las unidades aquello que realmente establece la oposición, que son los rasgos distintivos o diferenciales. El rasgo distintivo de una unidad es aquella característica mínima que está presente en una unidad y ausente en las otras. Permite establecer cuándo, a pesar de las coincidencias en el resto de los rasgos, hay diferencias.

Ejemplos de Oposición

  • Nivel fonológico: Lo único que diferencia el fonema /p/ de /b/ es que /b/ es sonoro mientras que /p/ es sordo.
  • Nivel léxico-semántico: Los elementos mínimos conceptuales serán los que nos permitan establecer la diferenciación, como entre los verbos ver y mirar. El primero es la capacidad innata y el segundo implica intencionalidad. Los diferencia la intencionalidad.
  • Nivel sintáctico: La presencia o ausencia de rasgos suprasegmentales nos va a permitir establecer la diferencia significativa entre oraciones. Por ejemplo, «Ha venido Juan» no significa lo mismo que «¿Ha venido Juan?». La primera es afirmativa y la segunda interrogativa. Para esto sirven estos rasgos.

Como hemos visto, en todos los niveles se da la oposición, pues siempre hay rasgos para diferenciar.

 

Sistematización: los rasgos distintivos resultan válidos para más de una pareja de términos y este principio afirma que en un sistema lingüístico las diferencias funcionales se presentan de manera sistemática, es decir, se repiten para una serie de unidades análogas. Ejemplo: nivel fonológico, rasgo de sonoridad y su opuesto, sordez, resulta funcional en más de una pareja de fonemas porque este rasgo no solamente nos va a permitir establecer la diferencia entre b y p sino que también nos va a permitir las diferencias entre d, t, g y k (b, d, g y p, t, k se diferencian por ese rasgo). Este concepto introduce también una especie de economía en el funcionamiento de las lenguas y la establece porque el mismo rasgo permite estructurar en relaciones de oposición un amplio número de unidades. Lo mismo que hemos visto en el nivel fonológico también se puede ver en el nivel semántico donde la oposición basada en los rasgos animados e inanimados funciona de modo sistemático en un amplio número de nombres. Abstracto-completo se aplica a un gran número de nombres.  
Neutralización: propio del estructuralismo europeo. Este principio viene a introducir una importante restricción al principio de la oposición, es decir, a ese modo de funcionar las oposiciones distintivas en el sistema de la lengua. En lo esencial podemos decir que consiste en que determinados contextos o ciertas posiciones de la palabra hablada una oposición no funciona, es decir, se neutraliza. La oposición r // rr existe como tal en el sistema. La primera es vibrante simple y la segunda vibrante múltiple. En determinados contextos, posiciones, detectamos la funcionalidad de ella, ejemplo: perro. Sin embargo, en otras posiciones como es en posición inicial o final la oposición deja de funcionar porque en posición inicial no cabe distinguir entre una y otra a pesar de que en esa posición siempre será vibrante múltiple. Esa oposición funciona solo en posición intervocálica, en inicial y final se neutraliza, es decir, no hay oposición. En el nivel morfológico encontramos también casos de neutralización en la oposición masculino-femenino cuando están en plural. Ejemplo: dos alumnos. Pueden ser dos alumnos o un alumno y una alumna.