Pegmatitas: Génesis, Tipos y Significado Económico
Depósitos en Pegmatitas
11.4 Depósitos en pegmatitas.- Como definición amplia se puede decir que las pegmatitas son rocas ígneas o metamórficas de grano inusualmente grueso. Pueden ser de origen ígneo o metamórfico y se les conoce de todas las edades, desde el Precámbrico hasta el Reciente. Se cree que las pegmatitas metamórficas se forman cuando los componentes cuarzo-feldespáticos más móviles de las rocas se encuentran en aberturas de dilatación durante la diferenciación metamórfica, por lo que resultan en un conjunto de mineralogía simple, casi sin zoneamiento y de manera general carentes de interés económico.
Poco se dice de las pegmatitas de carácter máfico, pero en realidad no son tan escasas como se pudiera pensar, aunque sí son en verdad mucho menos conocidas por su carencia de importancia económica, lo que no induce a su estudio; además, por su color no contrastan con las rocas encajonantes, lo que les resta notabilidad; y, desde luego, los intrusivos máficos son menos abundantes que los félsicos. Por lo anterior, se da mucho mayor énfasis al estudio de las pegmatitas graníticas, que en su mayoría consisten de cuarzo, pertita y albita, con cantidades subordinadas a accesorias de biotita o moscovita, o ambas micas. Mineralógicamente pueden ser complejas en cuanto a elementos como el litio, potasio, sodio, rubidio y berilio; homogéneas (sin zoneamiento) o bien zoneadas.
Las pegmatitas más conocidas y estudiadas son las silícicas a intermedias, de colores claros y brillantes, como cuerpos que se destacan con sus texturas muy gruesas y su mineralización a veces poco común. Se entiende que, en el caso de las pegmatitas ígneas, éstas representan las porciones no solidificadas, silícicas, y ricas en agua, que quedan al final de la cristalización de los magmas silícicos; contienen, además del agua y la sílice, proporciones abundantes de alúmina, halógenos, álcalis y elementos litófilos que no se acomodan con facilidad en los minerales de las series de reacción de Bowen. Por ello han sido fuentes importantes de berilio, litio, rubidio, cesio, tantalio, niobio y cantidades menores de uranio, torio, tierras raras, molibdeno, estaño y tungsteno; además, han sido proveedoras importantes de moscovita, biotita, pertita-cuarzo para la manufactura del vidrio, sílice muy pura y gran variedad de gemas, incluyendo esmeraldas, berilos, topacios, turmalinas y otras.
Las pegmatitas son de forma y tamaño muy variados. Van desde unos cuantos centímetros hasta más de kilómetro y medio de longitud, y de menos de un centímetro a más de 175 metros de anchura, en su mayoría con cuerpos tabulares a manera de diques con un metro de potencia, aunque pocas de éstas contienen minerales valiosos. La mayoría de las que han sido explotadas varían entre 30 y 300 metros de longitud y 2 a 30 metros de anchura, bien sean tabulares, con forma de huso o de lente, como gotas o ramaleadas e irregulares. Muchos de los cuerpos tabulares se cierran como lentes en los extremos. En muchas pegmatitas la forma se relaciona con el tipo de roca que las envuelve, pudiendo ser irregulares en los granitos, pero en su mayoría son tabulares o ramaleadas, formadas sin duda a lo largo de juntas y fracturas. Estas formas son más frecuentes entre los granitos y otras rocas componentes como las cuarcitas, esquistos anfibolíticos y gneises. En las rocas más foliáceas los cuerpos pegmatíticos tienden a ser lenticulares, en forma de gota, como chimeneas o como puros.
Los cuerpos pegmatíticos van de concordantes a discordantes, con relación muy íntima entre la forma de presentarse y las características estructurales de las rocas encajonantes. En las rocas competentes como los granitos, gneises y cuarcitas, las pegmatitas ocupan fracturas que atraviesan a la exfoliación. Cuando las rocas encajonantes tienen tanto exfoliación como estratos o fracturas bien desarrolladas, las pegmatitas pueden ser en parte concordantes y en parte discordantes.
Las pegmatitas casi no forman halos o aureolas de alteración, aunque si llega a presentarse algo de alteración en las rocas adyacentes, sobre todo en las pegmatitas discordantes, quizá con algo de turmalina, berilio, mica o feldespato. Así mismo, hidrólisis y silicificación. Las de origen ígneo se entiende que se solidifican tardíamente, asociándose con intrusivos plutónicos e hipoabisales de donde no pueden escapar los volátiles. Son raras en sedimentos no metamorfoseados, lo mismo que en intrusivos poco profundos, lavas y tobas.
La geotermometría ha indicado que las pegmatitas se forman en amplio rango de temperaturas; antes se decía con frecuencia que cristalizaban alrededor de los 573 °C, por encontrarse tanto cuarzo alfa como beta que tienen punto de inversión en esa temperatura. Pero con las inclusiones flúidas se ha demostrado que el rango es muy amplio; entre 150 y 500 °C para muchas pegmatitas, aunque algunas llegan a los 700 °C. El acuerdo actual es que ese rango se extiende entre 250
y 700 °C.
11.4a. Las pegmatitas homogéneas
La gran mayoría de las pegmatitas metamórficas son conocidas con este nombre, por tener mineralogía sencilla, sin zoneamiento, consistentes sobre todo de cristales gruesos de cuarzo y feldespatos, con algo menos de mica, de composición muy uniforme en toda su extensión. Salvo cuando se les ha podido explotar por litio, feldespatos o micas, casi no tienen valor económico, aunque sí se han vuelto más importantes a raíz de que se convirtieron en los productores principales de litio, tan necesario en la industria moderna, se admite que estas pegmatitas homogéneas se forman por diferenciación metamórfica o en períodos cortos de actividad ígnea. La palingénesis de los sedimentos puede producir fusiones del tipo S, que corresponden a la mezcla de cuarzo, feldespato potásico y moscovita, siendo probable que muchas pegmatitas simples o sencillas tengan este origen local. La mayor parte de las comerciales son de carácter ígneo, mientras que las formadas por metamorfismo son pequeñas e irregulares; entonces es frecuente que estén interdigitadas con rocas metamórficas y pasen de manera —-
gradual hacia las rocas encajonantes.
11.4b. Las pegmatitas heterogéneas
Este nombre les ha sido adjudicado porque poseen mineralogías mucho más complejas y pueden tener distribución interna en zonas, muy lejos de la uniformidad entre un extremo y otro. Se cree que son el resultado de procesos ígneos más bien que por palingénesis o recristalización metamórfica, aunque bien puede ser que la mayoría de las pegmatitas ígneas de todas maneras se asocien genéticamente con granitos (usando el término en sentido genérico, para todas las rocas de carácter granítico en general) del tipo S. Se cree que se originan en un solo período prolongado de cristalización, por inyección tardía de residuos acuosos silícicos, de tal forma que los minerales que primero se forman van reaccionando con el flúido residual de las zonas externas, procediendo así hacia las zonas internas. El zoneamiento, cuando se forma, no siempre es completo, pero cuando existe, las zonas siempre aparecen en el mismo orden. Aun cuando este rasgo es conocido desde muchos años atrás, no ha habido el verdadero intento de definir las unidades por tipos, ni a discutirlas de manera sistemática. Esto es porque no había mucha tendencia a planificar en detalle los cuerpos pegmatíticos, o porque no afloraban adecuadamente y se acostumbraba a dar todo el énfasis a los factores mineralógicos y genético. Hacia fines de los años cuarenta se empezó a dar mayor importancia al aspecto de la distribución interna de las pegmatitas y se han obtenido excelentes descripciones y conclusiones, merced al estudio minucioso de centenares de ejemplos. Hasta ahora no se considera factible la clasificación genética, puesto que no hay aún acuerdo sobre los orígenes de las pegmatitas, y quizá ninguna teoría sea aplicable a todos los casos. Sin embargo, no se puede liberar la clasificación por completo de los aspectos genéticos, sugiriéndose que las pegmatitas se analicen primero por sus rasgos estructurales, pero reconociendo que éstos tienen implicaciones genéticas, si no se tienen casos claros, se describirán simplemente hasta que se logre tener mayor cantidad de datos.
Los bordes o contactos de los cuerpos pegmatíticos pueden estar perfectamente cortados de las rocas encajonantes, pero es frecuente que sean transicionales; esto ocasiona que no siempre sea fácil establecer cuál es el contacto preciso. Las texturas son en extremo variables e irregulares, pudiendo ir en una misma pegmatita, no importa cuán homogénea sea, desde el grano fino hasta el grano muy grueso, sin duda formando a veces los cristales más grandes que se conocen.
Un rasgo típico de las pegmatitas heterogéneas es el zoneamiento, que puede estar bien o mal desarrollado como capas más o menos concéntricas, quizá incompletas y discontinuas; en ocasiones dichas zonas sólo se reconocen mediante el estudio detallado y cuidadoso. Se ha propuesto y de hecho se aplica la clasificación siguiente para esas zonas: 1.- Zona límite; 2.- Zona del respaldo; 3.- Zona intermedia; 4.- Núcleo. La zona límite, casi siempre sin interés económico, casi no se distingue de la zona del respaldo, mientras que el núcleo puede ser a manera de lente alargado o una serie de segmentos separados; cualquier zona entre el núcleo y la del respaldo es considerada como la intermedia, que puede estar dividida en varias unidades, cada una considerada por sí misma como zona intermedia; aunque llega a haber hasta cinco de estas sub-zonas, casi no sobrepasan de tres, denominadas entonces “internas”, “de en medio” y “externas”, o nombradas por números o letras. Se les acostumbra llamar por sus minerales esenciales, en orden decreciente, por ejemplo, “zona de plagioclasa-cuarzo-pertita”. Las zonas externas tienden a ser más regulares que las internas en las pegmatitas, estas últimas con frecuencia mal desarrolladas o asimétricas.
Este artículo fue publicado por Javier el 6 abril, 2025 a las 05:34, y está archivado en Geología. Sigue las respuestas a esta entrada a través de RSS 2.0. Puedes dejar un comentario o enviar un trackback desde tu propio sitio.