Se refiere a que la estructura molecular femenina es tan compleja que es capaz de generar vida, lo cual influye en la percepción que tiene la mujer del mundo. Es como si el filtro de la mujer fuera más denso, más complejo.

RELACIONES ENTRE 3 COMPLEJAS E INTEGRANTES INSTANCIAS

  SALUD MENTAL à El cerebro segrega hormonas y las regula a través del hipotálamo. Es en cerebro donde se encuentran las células mixtas (integran información de dos modalidades sensoriales). Hay acontecimientos fisiológicos de la vida reproductiva de la mujer (menstruación, embarazo, parto y menopausia) en los cuales, estadísticamente hablando, son diagnosticadas ciertas transformaciones psicológicas. Si estudiamos esos momentos se descubren en los análisis cambios neurohormonales y neurobiológicos. Ciertas enfermas mentales utilizan métodos anticonceptivos. Hay mucho estudiado sobre los problemas asociados a la época menstrual. También hay muchos estudios que hablan de las reparaciones emocionales de la menopausia.   ESTRÓGENOS Y CEREBRO à La mujer tiene estrógenos y gestágenos. Hay muchos expertos que han destacado las relaciones entre las hormonas, el cerebro y las conductas, en el sentido de que las hormonas gonadales en los ciclos reproductivos provocan sintomatología emocional. Mientras que el hombre está continuamente en el ciclo reproductivo, la mujer no (no siempre es fértil). Hay muchos autores que proponen la “Teoría del continum neuroendocrino”. Afirman que esto es la base de la vulnerabilidad para los trastornos: ⇒ Disfóricos premenstrual. ⇒ Depresión posparto. ⇒ Problemas emocionales perimenopaúsicos. El cerebro es un órgano diana para los estrógenos. Si la concentración de éstos en el cerebro disminuye por debajo de un umbral se producen: ⇒ Depresión. ⇒ Irritabilidad. ⇒ Deterioro cognitivo. ⇒ Malestar general. La relación entre los estrógenos y el cerebro ya no resulta una incógnita, sino que es uno de los principales objetivos de la investigación neurobiológica. Actualmente, los estrógenos ejercen efectos directos sobre los receptores de membrana y además modulan diversos sistemas de neurotransmisores. Los receptores estrogénicos están localizados gracias a los estudios realizados en animales. Están repartidos por todas las estructuras cerebrales. Existen 2 subtipos: α (alfa) y ß (beta), aunque todavía no se sabe con exactitud cuales son las diferentes funciones de cada una. Lo que sí se sabe es que, según se ponga en funcionamiento uno u otro, se ponen en marcha funciones específicas de la percepción y psicológicas. Si nosotros desde fuera activamos ciertos receptores conseguimos unos pensamientos. Existen los transactivadores 1 que se encuentran en el ADN, los transactivadores 2,… Cada una de estas zonas ejerce un dominio distinto en nuestro psiquismo. Los estrógenos son unas moléculas químicas y modulan la sinaptogénesis (mayor o menos sinapsis en las neuronas), por lo que ser más o menos “espabilado” dependería de los estrógenos. Además regulan la migración neuronal, la plasticidad sináptica, induce la formación de espinas dendríticas y actúa en el establecimiento de nuevas sinapsis en el hipotálamo y en el hipocampo. Por lo tanto, ser más o menos listo también es un problema de hormonas. Los estrógenos afectan al metabolismo de la dopamina, de las catecolaminas, y del sistema serotoninérgico,… En lo que se refiere al sistema serotoninérgico, numerosos autores han propuesto que ciertas acciones antidepresivas del tratamiento con estrógenos se relacionan con el aumento de las concentraciones plasmáticas de triptófano libre. Esto se debe a que éste es el precursor de la serotonina y compite con el estrógeno en la ocupación de algunas albúminas plasmáticas. De forma que si hay más estrógenos fijados en esas albúminas habría más triptófano libre y por lo tanto está disponible para la síntesis de serotonina cerebral. Si administramos imipramina (antidepresivo) crónicamente, los estrógenos pierden su capacidad de fijación en los recetores de serotonina del cortex. Ese descenso puede ser abolido por la ovarieptomía, pero puede restaurarse si le damos estrógenos. Las relaciones entre serotonina, depresión y estrógenos se han evaluado también de otras formas, por ej: mediante la medición de serotonina en las plaquetas. De esta manera, se ha puesto en evidencia que las mujeres menopaúsicas con puntuaciones altas en  depresión, tienen menos serotonina plaquetaria. Todos estos hallazgos, y otros más, parecen apoyar las complejísimas relaciones entre estrógenos y depresión en la menopausia. Por ej: se sabe que, en mujeres con menopausia quirúrgica, hay que poner un tratamiento de estrógenos lo que hace que aumenten los receptores de imipramina en las plaquetas. Esto se asocia  con una mejoría del estado de ánimo. También existen relaciones entre los estrógenos y los opioides endógenos, lo que significa que podemos influir, a través de los estrógenos, en ciertos síntomas psíquicos. Por ej: hay evidencias empíricas que sugieren la relación clara entre la función ovárica y péptidos opiáceos hipotalámicos, un ejemplo de esto es que los opiáceos aumentan en la pubertad y caen en la menopausia. El estradiol y la progesterona aumentan las endorfinas en la fase luteal del ciclo; y en la menstruación hay una caída de endorfinas, lo que se relaciona con la fase de la premenstruación. La caída de los estrógenos en la menopausia genera una caída de opiáceos al caer los estrógenos y condiciona su descenso de la actividad adrenérgica cerebral. Tendencias pretendían demostrar que los estrógenos podrían ser más valiosos, para el tratamiento de la depresión o la ansiedad en la menopausia pero, después de 20 años rigurosos las investigaciones sobre los efectos psicotropos de la THD no son concluyentes porque los estudios rigurosos no lo eran tanto. Hay que investigar el efecto placebo con el estrógeno. En la menopausia natural, las concentraciones de ß endorfina descienden también, pero de una manera muy variable de unas mujeres a otras. En la menopausia quirúrgica, el descenso es más drástico y mucho más intenso que en la natural. Cuando descienden las ß endorfinas cuentan la LH (hormona luteínica). Los estrógenos por lo tanto también controlan el sistema opioide central. Hay interacciones que nos permiten  relacionar los estrógenos y los progestágenos con  el sistema opiáceo endógeno. Las implicaciones que pueden existir con otros sistemas de neurotransmisión tienen que ver con los trastornos psíquicos de esta población de alto riesgo. La MAO (monoamidasa) es una enzima que cataliza y regula la concentración de catecolaminas en el cerebro y su actividad también es sensible a las hormonas gonadales. Los estrógenos inhiben a la MAO, por lo que este es el mecanismo que explica los efectos de elevación del estado de ánimo observado en las terapias estrogénicas.  

ANTICONCEPTIVOS Y PSICOPATOLOGÍA

  La anticoncepción (AC) es el pinto de encuentro de dos determinantes de la salud mental de la mujer: la sexualidad y el embarazo.   Existe una relación entre la utilización de AC y los trastornos psíquicos porque se modifican las hormonas. Si se utilizan los AC sin control, puede tener riesgos psicopatológicos. Los AC y la planificación familiar en pacientes psiquiátricos tienen gran importancia.   Claves: ⇒ Hay coincidencia entre enfermedad mental y la elevada frecuencia del uso de AC. ⇒ Las enfermas psiquiátricas no planifican mucho los AC. ⇒ ¿La AC debe ser voluntaria en las enfermas mentales? ⇒ En caso de embarazo, hay riesgos en los tratamientos psicofarmacológicos, por los efectos secundarios.   En España, el 50% de las mujeres fértiles utilizan AC, de ese 50%: ⇒ 21% utilizan el preservativo. ⇒ 14% utilizan AC hormonales vía oral. ⇒ 5% utiliza el DIU. ⇒ 5% utiliza la ligadura de trompas.   La edad de inicio de los AC es: ⇒ 25% de las mujeres antes de los 25 años. ⇒ 50% de las mujeres entre 25-40 años. ⇒ 25% de las mujeres por encima de los 40 años.   En España no hay datos muy fiables sobre el uso de AC en las enfermas mentales severas. Las últimas revisiones al respecto, indican que el uso de AC aumenta los síntomas depresivos y/o ansiosos.   No parece existir relación entre el uso de AC y la esquizofrenia. Hay series que demuestran que el uso de AC en esquizofrénicas produce una mayor estabilidad y desciende el riesgo de brotes. Esto se debe al efecto sinérgico entre los estrógenos y la dopamina.   En la utilización de AC en trastornos psiquiátricos graves, como la psicosis y el retraso mental, lo que se propone es la utilización de AC de larga duración. No se ha demostrado ningún síntoma psíquico en estos 2 grupos en implantes de AC de larga duración.   La relación entre los AC hormonales y los fármacos psicotropos: la eficacia de los AC disminuye si se usan en combinación con benzodiacepinas, antidepresivos y antipsicóticos (en los 2 últimos, sobre todo los clásicos). Lo que pierde la eficacia es el AC, no los antidepresivos, antipsicóticos o estabilizadores del ánimo.  

EL TRASTORNO DISFÓRICO PREMENSTTRUAL (TDP)

Es una entidad muy conflictiva. El primero en utilizar este término fue Frank (1931), y se refería a un conjunto de síntomas físicos y conductuales que se presenta durante los días o la semana previa a la menstruación y se alivian después de iniciar la menstruación. Los principales síntomas son: ⇒ Síntomas afectivos:
  • Tristeza.
  • Ansiedad.
  • Cólera.
  • Irritabilidad.
  • Labilidad emocional.
⇒ Dolores:
  • Cefaleas.
  • Mastalgia.
  • Dolor musculoesquelético en general.
⇒ Síntomas autonómicos:
  • Nauseas.
  • Palpitaciones.
  • Sofocos.
⇒  Balance de líquidos:
  • Ganancia de peso debido a la retención de líquidos.
  • Pesadez.
  • Edema.
  • Origuria.
⇒  Síntomas cognitivos:
  • Disminución de la concentración.
  • Indecisión.
  • Paranoia.
  • Hipersensibilidad.
  • Ideación autolítica.
⇒ Síntomas vegetativos:
  • Insomnio.
  • Hipersomnio.
  • Anorexia.
  • Ansia de comida.
  • Fatiga.
  • Letargia.
⇒ Síntomas dermatológicos:
  • Acné.
  • Pelo seco o graso.
⇒ Síntomas conductuales:
  • Disminución de la motivación.
  • Disminución del control de los impulsos.
  • Disminución de la eficacia.
  • Aislamiento social.
 

EPIDEMIOLOGÍA:

  En general, del 30 al 80 % de las mujeres sufren, en todos o en la mayoría de los ciclos, algunos síntomas. La DSM-IV afirma que entre el 14 -45% de las mujeres presentan un TDP. Mientras que para la DSM-IV-R, un TDP bien definido, sólo lo sufren entre 3-5% de las mujeres. Si se hace un control hormonal paralelo a la evaluación, encontramos que sólo entre el 1-7% presentan un TDP grave. El TDP es una “enfermedad” transcultural, y las diferencias entre países no son lo suficientemente significativas. De todos los síntomas, los más molestos, según las mujeres, son los emocionales y además son los que más influyen sobre la actividad laboral o interpersonal.  

ETIOPATOGENIA (CAUSAS):

  No se conocen las causas íntimas, sin embargo, hay varias teorías bastante sólidas que se apoyan en rigurosas investigaciones. Algunas de las posibles causas son: ⇒ Cambio en la relación estrógenos-progestágenos. ⇒ Baja concentración de estrógenos. ⇒ Disminución brusca de los estrógenos. ⇒ Exceso de testosterona. ⇒ Exceso de producción de prolactina (hormona de la leche). ⇒ Retención excesiva de líquidos. ⇒ Aumento de la renina-angiotensina. ⇒ Disminución de las endorfinas. ⇒ Se modifican las catecolaminas. ⇒ Déficits vitamínicos. Unos de los órganos que está cobrando más fuerza son las anomalías en el sistema neurotransmisor. Dentro de los neurotransmisores, parece que el más afectado es el serotoninérgico. Últimamente, la investigación relaciona la melatonina con las funciones gonadales, el sueño, los trastornos afectivos y el TDP. El TDP ocurre más en ciclos ovulatorios. La progesterona, sola o asociada con los estrógenos, influye en los cambios anímicos y físicos en las mujeres. Hay relación entre el ciclo menstrual y los síntomas depresivos, lo cual se debe a la alteración de la concentración plasmática de estradiol, que aumenta. Se sabe que las mujeres que sufre más TDP, tienen un eje hipotálamo-hipofisario alterado o más sensible.