Por sus nombres se clasifican en dos grupos: a) nombres propios (algunos de claro sentido simbólico) y b) nombres descriptivos (de su función u oficio) o genéricos (que designan una clase o grupo humano).

Junto a los personajes que aparecen en escena, hay otros citados en el texto. Por ejemplo, Pepe el Romano está caracterizado por lo que se dice de él. Lo cierto es que el drama carecería de sentido sin su presencia. Se trata de un personaje que permanece oculto (aunque al final se oye su silbido) (más…)