Lo apolíneo y lo dionisiaco

En su primera obra, el origen de la tragedia en el espíritu de la música, Nietzsche presenta el que será el núcleo de su filosofía: la vida como naturaleza última de toda realidad. La vida es lo que ama más profundamente, pero también lo que no puede definirse, lo que se escapa a los conceptos, lo que se vive y no lo que se piensa. Por eso la vida se manifiesta como instinto espontáneo, lucha permanente y continuo cambio. Siguiendo a Schopenhauer, Nietzsche considera que la vida es voluntad de poder y deseo de perdurar en la realidad. Pero la vida es también para Nietzsche un juego trágico en el que se enfrentan vida y muerte, exaltación y dolor… Pero la filosofía de Nietzsche es vitalista en la medida en que proclama la alegría de vivir pero aceptar la vida es asumirla en su carácter trágico. La vida no es accesible a la comprensión intelectual, sino mediante la intuición que penetra la esencia de las cosas. El arte y la cultura son el medio a través del cual captamos la esencia originaria y profunda del mundo. La cultura griega había asumido el carácter inexplicable y trágico de la vida humana, pero lejos de abandonarse al pesimismo, se entregaba a una transformación del mundo y de la vida a través del arte. La expresión simbólica de la vida se desarrolla a partir de dos fuerzas estéticas que se combaten pero se necesitan: lo apolíneo y lo dionisiaco. (más…)