Fundamentos de la Perspectiva de Género: Claves para la Igualdad y Transformación Social
El pensamiento feminista ha influido en la institucionalización de la perspectiva de género, creando estrategias políticas para combatir la desigualdad y resultando en un aumento de la presencia y visibilidad de la mujer en el ámbito público. Sin embargo, esta simetría entre mujeres y hombres no se ve reflejada en el ámbito privado. Esta institucionalización llegó acompañada de dos términos fundamentales para el movimiento: empowerment y mainstreaming (transversalidad). La IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de las Naciones Unidas (1995) recuperó estos y otros términos esenciales que definen la lucha por la igualdad de género.
Conceptos Fundamentales en la Perspectiva de Género
Género: Construcción Social y Relaciones de Poder
En 1970 se creó el término gender para diferenciar las construcciones sociales (género) de las biológicas (sexo), y así poder distinguir las características femeninas y masculinas adquiridas de aquellas que se derivan de su sexo de forma natural. Esta distinción fue una herramienta crucial para rebatir el determinismo biológico.
Para Scott, el género comprende un elemento que construye y define las relaciones sociales, así como una relación de poder. Existen cuatro elementos clave del género:
- Los símbolos culturales.
- La interpretación de dichos símbolos a través de doctrinas (religión, educación, etc.) que definen los conceptos de hombres y mujeres, y de femenino y masculino.
- Las instituciones de las relaciones de género.
- Las identidades subjetivas.
Scott entiende que no existen dos realidades aisladas de mujeres y hombres, sino que el género percibe ambas realidades como una acción simbólica colectiva. Por lo tanto, el término género recoge todas las formas de interacción históricas entre mujeres y hombres; estas formas varían en el tiempo y de una cultura a otra. A estas diferencias culturales, y no a las biológicas, hace referencia el término género.
La otra concepción de género es la del poder, la cual, según Bourdieu, es la llamada violencia simbólica (aquella que se ejerce sobre un agente social con su complicidad o consentimiento). Esta violencia está reflejada en las instituciones sociales (objetividad) y en las estructuras mentales (subjetividad). Bourdieu plantea que el orden social masculino está totalmente establecido y se toma como natural (organización del espacio, tiempo, división sexual del trabajo, etc.), y que la figura de la mujer surge como una oposición binaria.
Empoderamiento (Empowerment): Autonomía y Transformación Social
La perspectiva de empoderamiento tiene una visión multifocal que incluye aspectos ecológicos, étnicos, clasistas, etc., y que se centra en la opresión hacia las personas. Hasta 1970, este término no fue adoptado por el feminismo, influenciado por los planteamientos de poder de Foucault. Este término se extendió a nivel internacional en la Conferencia de Nairobi (1985), gracias a un informe presentado por el Grupo DAWN (mujeres del sur). Se trataba de estrategias democráticas y participativas para fomentar la autonomía y toma de decisiones de las mujeres sobre sus propias vidas. Debido a su amplia difusión, este término fue perdiendo su significado original.
El nuevo concepto de empoderamiento incluye la idea de que «lo personal es político», es decir, la toma de conciencia individual, el incremento de la autoestima y de la capacidad de decisión sobre la vida, en determinados colectivos, se ve reflejado en la sociedad creando transformaciones sociales y políticas.
El empoderamiento es más que la toma de decisiones; incluye que las personas se sientan capaces y legitimadas para tomar decisiones. Sin embargo, es necesario entender que el empoderamiento de unas personas no supone la pérdida del mismo para otras. Así pues, el empoderamiento es un proceso cuyo fin es la redistribución de formas de poder y la toma de decisiones que pasa por distintas fases:
- La toma de conciencia de la desigualdad del poder.
- El aumento de la confianza en las capacidades propias para facilitar la toma de decisiones.
- La organización entre personas con el mismo objetivo, para poder culminar con acciones transformadoras hacia una sociedad más igualitaria.
Young entiende el empoderamiento como un concepto heurístico y una estrategia para las minorías sexuales y étnicas. Se deben reconocer las voces de los grupos sociales oprimidos para reivindicar recursos públicos, con la autoorganización de sus miembros para construir el poder colectivo, la participación de los grupos en la evaluación y propuesta de políticas, y la negación de las políticas destinadas al grupo sin que este haya participado directamente en la creación de las mismas.
Transversalidad (Mainstreaming): Integración de la Igualdad de Género
La transversalidad es una idea más amplia de igualdad de género que incluye a mujeres y hombres y a las relaciones que se dan entre ellos. Es una estrategia que sitúa las cuestiones de igualdad de género como eje vertebrador en los procesos políticos, las estructuras institucionales y la asignación de recursos (a todos los niveles) de forma permanente. Esta estrategia requiere un compromiso y una voluntad política, así como una inversión económica y de recursos humanos para lograr el objetivo último: la igualdad de género. La transversalidad surge ante la necesidad de incorporar la igualdad de género en el ámbito político, involucrar a los varones en esta búsqueda de igualdad y mejorar la calidad de las políticas consideradas tradicionalmente como neutras.
Para que esta estrategia sea efectiva, es necesario realizar una presión política sobre gobiernos, sector privado y medios de comunicación. Para ello, es fundamental la colaboración interinstitucional y el apoyo de instituciones a organizaciones. La transversalidad requiere la participación de las mujeres en la vida política y pública y en los procesos de toma de decisiones.
Para legitimar la igualdad de género, es necesario visibilizar y tomar conciencia de las desigualdades, así como realizar una buena definición del mainstreaming, puesto que no implica reemplazar las políticas específicas de género, sino incluir esta visión en todas las demás. Estas son dificultades con las que esta estrategia va a tener que lidiar.
Acción Positiva: Corrección de Desigualdades y Promoción de Oportunidades
La acción positiva surge en EE. UU. en 1960 para luchar contra las desigualdades laborales (raza, religión, sexo, etc.). Entendemos la acción positiva como estrategias que logran la igualdad de oportunidades, corrigiendo las discriminaciones de base. Requiere la reserva de un determinado espacio para la participación de colectivos que normalmente tienen escasez de representación.
La diferencia entre discriminación inversa o positiva y la acción positiva o afirmativa radica en que la última se refiere a medidas menos drásticas.
El objetivo de la acción afirmativa es acabar con la discriminación, creando políticas de igualdad de oportunidades y visibilizando una situación de injusticia hacia determinados colectivos. Además, considera la diversidad como un elemento positivo en la sociedad. Algunos autores consideran que dichas políticas no deberían aplicarse a grupos, sino a personas que se encuentren en una situación más vulnerable por motivos de etnia o género.
En definitiva, la acción positiva elabora políticas a favor de los colectivos tradicionalmente perjudicados con el fin de acabar con la desigualdad y la discriminación, pero respetando la diversidad.
Identidad y Diferencia de Género: Empoderamiento y Reconocimiento
La identidad de género hace posible el empoderamiento, la adquisición de autoestima y ser conscientes de ser sujetos de derecho. Sin embargo, el concepto de igualdad como diferencia considera que se discrimina al tratar de forma uniforme la diversidad. Esta teoría de la diferencia teme que se imiten los comportamientos masculinos, tan valorados en la sociedad patriarcal, y reclama la diferencia entre sexos (que se valoren las cualidades atribuidas a las mujeres frente a las masculinas, puesto que estas últimas han sido las creadoras de una sociedad agresiva), ya que el igualitarismo no hace justicia a las mujeres, puesto que hombres y mujeres son diferentes. Debe haber un reconocimiento en igualdad para que se puedan ejercer las diferencias sociales.
