1. PLANO SIMBÓLICO.

Los símbolos constituyen uno de los pilares creadores en la producción dramática y lírica de Lorca. Un símbolo es un elemento físico que alude a una experiencia psíquica interna (un sentimiento, un estado de ánimo…). Dentro de la obra de Lorca, un mismo símbolo puede aludir a más de un campo (por ejemplo, la luna se relaciona con la muerte, el erotismo, la fecundidad o la belleza, según el contexto en el que se encuentre).Los nombres propios.

Bernarda, nombre que significa “con fuerza”. Alba, “blanca”, que puede relacionarse con la obsesión por las apariencias. Angustias, personaje triste, apagado, que suscita odios. Magdalena, personaje que tiene tendencia a llorar. Martirio, fea, enferma, jorobada, acomplejada… Adela, nombre que significa “de carácter noble”. Poncia, equivalente a Poncio Pilatos, que se “lavó las manos”…Los objetos.

El bastón de Bernarda simboliza el poder, la autoridad. Bernarda se sirve de él para imponer silencio y para golpear a sus hijas. Por ello, cuando Adela se enfrenta a su madre y rompe el bastón, proclama su victoria sobre la autoridad materna.

El abanico de flores y el vestido verde de Adela son signos de su rebeldía, de su oposición a las normas establecidas.

El retrato de Pepe el Romano que tiene Angustias simboliza el deseo y la frustración de las hermanas.

Las flores en el pelo y la oveja de María Josefa: las flores son símbolo de rebeldía, de libertad y de amor. La oveja puede entenderse como un signo de locura o como esa imposibilidad de conocer varón.Los colores.

El blanco se utiliza para simbolizar la vida, la alegría, el amor y la libertad. El negro se usa para acentuar la tristeza, la represión y la muerte. Los decorados.

Los tres actos coinciden en la sencillez y sobriedad de sus elementos. Los tres tienden a fortalecer la sensación de monotonía y enclaustramiento.

En el primer acto destaca la blancura de la habitación interior como expresión de un mundo de apariencias.

El segundo acto presenta menos detalles. Se nos habla de una habitación del interior, “blanca, no blanquísima”.

El tercer acto se sitúa en el patio interior de la casa. Apenas hay luz y es de noche. El espacio visible: la casa.

La casa de Bernarda es la casa de la ley y la rebelión. En cierto modo, es la verdadera protagonista . En ese interior se desarrolla una estructura que refuerza la progresión de tres actos, cada uno de los cuales tiene un esquema tripartito que empieza en reposo y acaba en catástrofe. Es un proceso que va aumentando la tensión entre la acción aparente y la acción que se oculta hasta la violencia última.

La casa simboliza el espacio cerrado, el lugar inhóspito en el que tienen que vivir encerradas las hijas de Bernarda. El espacio aludido: el mundo exterior.

En la obra se alude en numerosas ocasiones al mundo exterior: el pueblo, el río, el olivar, el campo…, lugares en los que se manifiesta el erotismo, según la poética lorquiana.

La ventana y el corral son los dos espacios más aludidos. Ambos pertenecen al ámbito de la casa. Son lugares de encuentro con el mundo exterior. El corral, el lugar del amor prohibido, de las relaciones eróticas condenadas por la moral. La ventana, por el contrario, es para el amor de los novios permitidos y es allí donde tienen lugar las conversaciones entre Angustias y Pepe.

2. PLANO POÉTICO.

En la obra se combinan realidad y poesía. Los personajes, la situación dramática y el espacio simbólico están contemplados desde una dimensión poética. El mayor mérito de la obra reside en haber integrado el lenguaje poético en el habla de los personajes, de manera que parezca real y espontáneo.

El tercer acto es donde se introducen más elementos poéticos: la noche estrellada, la persecución misteriosa… En definitiva, la obra ha ido perdiendo realismo en beneficio del carácter poético. El clima de violencia progresiva es creado por el lenguaje. En el habla de los personajes conviven rasgos del lenguaje coloquial con exquisitas figuras literarias (comparaciones, imágenes y metáforas, hipérboles, paralelismos semánticos…).

Respecto al lenguaje de los personajes, podríamos distinguir el de Bernarda de todos los demás. En ella predominan las intervenciones rápidas, secas y cortantes. Son los suyos unos parlamentos autoritarios, bruscos y agresivos.

Angustias, Magdalena y Amelia se caracterizan por la monotonía y el tedio de las palabras. Martirio, por su parte, abusa de las amenazas y de las insinuaciones. Frente a ellas, Adela se caracteriza por la fuerza y la violencia verbal. El lenguaje de Poncia es extremadamente rico y variado, mientras que el de María Josefa es una mezcla de lenguaje infantil y de habla perturbada.

El lenguaje de la obra es el lenguaje andaluz llevado a su esencia. La obra viene a ser una edificación poética levantada y dedicada al odio y a la represión. Sin embargo, todos sus elementos proceden de la realidad que Lorca escenifica magistralmente para crear su drama andaluz poético.