La Cultura en Filosofía (II)
Sistema normativo fuerte de cultura
El sistema normativo fuerte de la cultura es el que se refiere a la cultura no material. Es fuerte porque delimita o define lo que una sociedad considera correcto o normal, bueno o justo en sentido moral, y legal en sentido jurídico. Incluye los usos sociales o tradiciones, las mores o costumbres morales y las leyes.
Usos sociales
Los usos sociales, o tradiciones consisten en la manera correcta, normal y habitual de hacer las cosas en una determinada sociedad. Incluyen los modos de vida, las modas pasajeras y los rituales de todo tipo. La desviación de la norma incluye una sanción colectiva débil. Por ejemplo, solemos acudir a un acto social importante con una determinada indumentaria, si acudimos con ropa deportiva o no adecuada socialmente para la mayoría, nos considerarán raros o extravagantes.
Mores
Las mores, o costumbres morales son la moral social mayoritaria. Definen lo que los miembros de una sociedad consideran como bueno, justo, honesto, o adecuado en sentido moral. El incumplimiento o desviación de la norma incluye una sanción gradual según el contenido concreto de la transgresión. Por ejemplo, podemos pensar que la norma cultural en nuestro país no considera moralmente aceptable que los jóvenes mantengan relaciones sexuales hasta que no hayan contraído matrimonio, porque una parte de las mores tienen especial importancia para la integración, cohesión y estabilidad de una sociedad.
Leyes
Leyes, son normas objetivas de actuación. Son imperativos legales basados en la universalidad de la norma jurídica. Proceden del poder legislativo y son aplicadas y sancionadas por el poder judicial, al menos en una sociedad democrática de derecho. Por ejemplo la separación, el divorcio o anulación matrimonial están tipificadas y reguladas por el Código Civil.
Sistema normativo débil de cultura
El sistema normativo débil de cultura designa a los sistemas normativos de una cultura que son menos obligatorios en distinto grado. Nos prescriben lo que debemos conocer, pensar en política o creer en religión, considerar valioso o prioritario en nuestra vida, además de lo que debemos elegir, hacer y sentir.
El sistema normativo débil está constituido, entre otros, por los siguientes elementos:-
Conocimientos: engloban conocimientos científicos u objetivos y los no científicos o subjetivos.
- Ideologías políticas: las concepciones teóricas y prácticas sobre el concepto de ciudadanía o forma de organización del poder político.
- Idiosincrasias: las formas predominantes y típicas que tiene una comunidad de pensar y sentir.
- Creencias religiosas: las ideas y valores sobre la experiencia religiosa, los dogmas, o las distintas posiciones teológicas.
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Visiones del mundo: los modos o estilos de enfocar la vida como vivencia cotidiana.
Esta menor fuerza normativa se basa en dos aspectos: el carácter opcional y la extensión limitada de la norma.
El carácter opcional se basa en la pluralidad de alternativas e incluso en la posibilidad de prescindir de todas. Por ejemplo, la religión; podemos optar entre varias creencias o no creer en nada, igual pasa con las ideologías políticas, modas, etc.
La extensión limitada de la norma se basa en los límites reducidos de la población a los que afecta la obligación de la norma. Por ejemplo, los conocimientos cientifícos son altamente normativos debido a la objetividad de sus planteamientos y resultados. Sin embargo, sólo un bajo porcentaje social sabe o está comprometido con tales conocimientos.
Sistema normativo básico de cultura
El sistema normativo básico de cultura son las instituciones. Éstas son consideradas como los pilares que soportan la totalidad del edificio social. Por eso, cuando alguna de las instituciones entra en crisis, la sociedad se siente especialmente preocupada.
Se han definido las instituciones como universales culturales, en sentido de que toda cultura simple o compleja, avanzada o primitiva, siempre las posee.
En nuestra sociedad, las instituciones son la familia, el matrimonio y el parentesco, la economía, el poder político, el sistema educativo, la religión, la ciencia y la tecnología, las fuerzas armadas, y por último también están muy institucionalizadas la medicina y el deporte.
Sistema de interacción de una cultura
Toda cultura comparte y transmite un sistema normativo que regula la forma en que se relacionan sus miembros. Este sistema incluye las innumerables pautas de conducta que se dan entre los individuos de una sociedad.
Se trata de lo que la sociedad espera que hagan sus miembros en determinadas situaciones, por ejemplo, cómo debe comportarse un adolescente, una novia, un alumno, un árbitro…
El sistema de acción social que los miembros de una cultura comparten y realizan se comprende a partir de los conceptos de estatus y rol.
Estatus
El estatus es una posición social identificada y valorada según criterios de prestigio y rango o jerarquía. Hace referencia a la posición general que uno ocupa, no a la persona en sí. Pueden ser de dos tipos, adscritos y adquiridos. Los primeros se refieren a aquellos que la sociedad y la cultura nos asigna independientemente de nuestra voluntad, cualidad o esfuerzo. Nacemos con ellos y no podemos hacer nada por cambiarlos, por ejemplo: la edad, el sexo, la raza.
En cambio, el estatus adquirido, lo obtenemos por nuestras cualidades, decisión y esfuerzo personal. Es la posición social adquirida y que se alcanza por medio de la elección personal y de la competencia individual. Por ejemplo: la profesión, el estado matrimonial…
Rol
El rol es la conducta esperada de quien ocupa un determinado estatus. Un rol es un conjunto de expectativas de acción social. Por ejemplo, “Médico” es un estatus del cual esperamos pautas de conducta: que nos atienda bien, que lleve bata blanca, que se interese por lo que nos pasa y que nos recete algo que nos cure. Si no lo hace, nos sentiremos decepcionados porque para nosotros no ha cumplido con el rol de médico.
Cada individuo debe aprender a representar a lo largo de su vida un número considerable de roles correspondientes a estatus adscritos o adquiridos. Uno puede ser a lo largo del día, el rol de padre y de hijo, de amigo, de esposo…
El sistema de acción social es, además, la principal forma de control social que consigue que los individuos se comporten de forma esperada. Mediante el aprendizaje que les estimule a desempeñar determinados roles y estatus fijados, las personas pueden ser controladas. Por ejemplo, obligar a la mujer a asumir las tareas domésticas para representar el papel de ama de casa y madre diligente y sacrificada y si no lo hacen, que se sientan defraudadas, todo en beneficio del hombre con un concepto machista de la vida y con el objeto de obtener un control social.
El aprendizaje de roles significa conformar nuestros deseos, rutinas, hábitos y costumbres, significa que los miembros de una misma sociedad tienden a aprender a realizar de modo uniforme las mismas conductas y reproducir de forma espontánea, voluntaria e inconsciente las pautas de acción que la cultura les ha enseñado. Esto tiene sus ventajas, ya que conlleva la normalización del individuo a su entorno y que la conformidad nos permite economizar una gran parte de nuestro tiempo en liberarnos de tomar decisiones constantemente. Por ejemplo, un trabajador o un estudiante, si no desempeñara su rol automáticamente y tuviera que decidir sobre cada actuación desde que se levanta, muy pocos irían a trabajar o estudiar.
El etnocentrismo y sus inconvenientes
Hay distintas formas de entender y evaluar los elementos normativos y constitutivos de la cultura. El etnocentrismo es una de ellas.
Parte del supuesto que la propia cultura es superior a las demás. Propone analizar las demás culturas comparándolas con y desde su propio sistema normativo, siendo los elementos y patrones culturales propios como buenos y correctos, y los ajenos como extraños, inadecuados, absurdos e incluso inmorales.
Esta concepción de la cultura acarrea sus inconvenientes, como son la incomprensión, la intolerancia cultural y el exceso de cohesión en torno a sistemas normativos propios.
El etnocentrismo más radical puede generar también actitudes racistas como la xenofobia, el fanatismo patriótico y la aculturación. Entendemos por aculturación la prestación de un diseño de vida colectivo de una sociedad dominante a otra subordinada.
Esta aculturación puede ser voluntaria o forzosa. Voluntaria cuando la cultura de origen recibe elementos culturales de otra cultura y asimila sin resistencia la exportación de rasgos, complejos e instituciones. La más dramática y, en general, negativa para la cultura que desaparece, ocurre cuando una sociedad se ve obligada a adoptar los elementos culturales de la población dominante incluso de forma violenta. Esta forma de aculturación forzosa puede llevar al genocidio o exterminio de un grupo social por motivos de raza, etnia, religión, política o nacionalidad. Por ejemplo, los conquistadores españoles que impusieron sus normas culturales a los imperios incas y aztecas.
El relativismo cultural y sus inconvenientes
El relativismo cultural es otra forma de entender y evaluar los elementos de la cultura.
Para el relativismo cultural, todas las culturas tienen el mismo valor, no hay culturas superiores ni inferiores. Propone comprender y analizar las demás culturas desde sus propios sistemas normativos, no desde el sistema normativo de origen.
Para comprender una cultura hay que esforzarse por considerar los elementos de la misma, en sus propios términos y desde el interior de su propio entorno y significado. Se trata de comprensión, no de aprobación.
El relativismo también puede tener ciertos inconvenientes, como una neutralidad o una tolerancia excesiva hacia rasgos, instituciones poco justificables o totalmente inadmisibles. Por ejemplo, los sacrificios humanos, los esclavos, llevar burka…
Lo opuesto al etnocentrismo sería el xenocentrismo, pensar que la cultura de origen es inferior a otra u otras, creando el peligro del desarraigo cultural. Creer, por ejemplo, que otras culturas como las isleñas polinesias son mejores que las nuestras, esta actitud romántica hacia otras culturas, pensando que su forma de sociedad, de vida, etc. es mejor.
Interculturalismo y universalismo
El interculturalismo, además del respeto y la tolerancia a las otras culturas, propone el encuentro, la comunicación permanente y el diálogo abierto en un plano de igualdad absoluta. Plantea las bases utópicas de una sociedad internacional, donde los problemas del mundo se arreglarían desde el consenso racional de las culturas.
El interculturalismo plantearía un problema, y es que al ser excesivamente tolerante con determinadas prácticas contrarias a la libertad, la igualdad, la dignidad y los derechos humanos, se caería en cierto relativismo. Por ejemplo, la mutilación sexual de las mujeres o la supeditación de la sociedad civil al contendio dogmático de textos religiosos, costumbres o leyes que son en la práctica, culturas fundamentalistas.
El universalismo da un paso más, y considera que todas las culturas son iguales y respetables, pero no lo son determinados rasgos, complejos e instituciones. Por eso, debe propiciarse el encuentro, la comunicación permanente en un plano de total igualdad, donde tengan cabida todas las diferencias y prácticas culturales, pero sobre la base de la aceptación de un código universal de valores y un escrupuloso respeto de la libertad, la igualdad, la dignidad y los derechos humanos.