El Poder de la Voluntad en la Oratoria

La Importancia del Deseo

«Tú, por ventura, ¿sabes lo que vale un día? ¿Entiendes de cuánto precio es una hora?»
Francisco de Quevedo

«Y tenemos, sobre todo, la voluntad de la acción, la cual nunca es excesiva; porque hay que querer, querer siempre, ‘querer aun cuando no se pueda’.»
Miguel de Unamuno

«Para saber qué camino se ha de seguir, es necesario saber dónde se quiere llegar. El secreto de la energía y el nervio de todas nuestras acciones consiste en eso, pues esa fijeza de objetivo hace imposible las vacilaciones en los momentos decisivos en que van a fijarse rumbos trascendentales.»
Carlos Pellegrini

El Legado de Shackleton

El día en que escribo estas líneas, 5 de enero, es el aniversario de la muerte de Sir Ernest Shackleton, el explorador. Lo primero que atraía la mirada de quien entrase en este barco eran estas estrofas, grabadas sobre una plancha de bronce:

«Si sueñas, y los sueños no te arroban
Si piensas, y pensar no es tu ambición;
Si al triunfo y al desastre te acomodas, Y ves en uno y otro un impostor.
Si a tu cerebro y pecho y nervio obligas
A estar despiertos, aunque ya agotados, Y así sigues bregando con la vida Porque tu voluntad dice: ¡Sigamos!»

Ello da triste prueba de la naturaleza humana. Súbitamente han adquirido naturalidad, fuerza y confianza en sus discursos. La experiencia de estas personas será nuestra. Después de las primeras frases, recobraremos el dominio de nosotros mismos. Y entonces el hablar será un verdadero placer. Ni bien amanecía, arrollaba su lecho de hojas, se frotaba los ojos, cogía el libro y comenzaba a devorarlo. Este fue el hombre que, en Gettysburg, y luego en su segundo mensaje inaugural, se elevó hasta alturas de elocuencia rara vez alcanzadas en los anales de la historia. Quizá parezca raro a muchos, pero, sinceramente, parecía hacer más fáciles de resolver los problemas que me preocupaban.

¿Por qué no aplicamos la idea de Roosevelt? Douglas, dijo a sus partidarios que no debían «cejar por una ni por cien derrotas».

La Esperanza del Premio

Qué no daría por ver a mis lectores con este libro abierto, sobre la mesa, durante una semana seguida, hasta que hayan aprendido de memoria estas palabras de William James:

«No sienta el joven ansiedad alguna en cuanto al resultado final de su educación, sean cuales fueren sus inclinaciones.»

Por muy fantástico que esto pueda parecer a algunos, por ahora, es cierto como principio general. Un hombre que tenga mentalidad y personalidad inferiores no llegará nunca a ser un Emilio Castelar; pero, dentro de lo razonable, la afirmación es correcta.

Pongamos un ejemplo concreto. Sin embargo, un buen día despertaron para hallarse entre los oradores competentes de su ciudad.

El problema de nuestro éxito como oradores gira en torno de dos factores: nuestra capacidad ingénita, y la profundidad y fervor de nuestros deseos. Si queremos ser buenos oradores, seremos buenos oradores; sólo hemos menester desearlo enérgicamente. Hombres más inteligentes se desalentaron o se dedicaron a otros menesteres, y no llegaron muy lejos; pero el individuo medio que sólo tenía firmeza y unidad de propósito, «siendo de los últimos llegó a ser de los primeros».

Esto no es más que humano y natural. «No se concluye nada con el ímpetu del genio -ha dicho Lamounty- si no se le agrega la paciencia.» Por mucho talento que el alumno tenga, nunca logrará llegar al fin de este curso si carece de la otra virtud.

Del mismo modo, querido orador, en lo más recio de la lucha, cuando todo parezca perdido; cuando nuestro centro ceda y la derecha pierda terreno, «la situación es excelente». Ataquemos y salvaremos la mejor parte de nuestra virilidad: el valor y la fe.

Escalamiento del «Indómito Káiser»

Hace algunos veranos decidí escalar un pico de los Alpes austríacos llamado el Indómito Káiser. «- Desde luego -respondimos nosotros.»

«-¿Y qué razones tienen para estar tan seguros?» preguntó. Pero esa es la actitud mental adecuada para emprender cualquier cosa, desde hablar en público hasta escalar el Aconcagua.

Pensemos en el éxito, en este curso. Imaginémonos hablando en público con perfecto dominio de nosotros mismos. El almirante Farragut escuchaba atentamente sus razones. «- ¿Cuál? – Que no creyó usted que podría hacerlo.»

Lo más valioso que adquieren los alumnos de un curso de oratoria es la confianza en sí mismos, la mayor fe en su capacidad de lograr sus propósitos. Y, ¿qué más importante que eso para el éxito de cualquier empresa?

La Voluntad de Vencer

Miguel Antonio Caro, altísimo poeta colombiano, y prosador incomparable, concluyó así un discurso:

«¿Qué haré yo para ser santo?, pregunta un alma tímida a Santo Tomás, y el angélico doctor respondió con una sola palabra: ¡Queriendo!» Su refrán favorito era el tan traído, y por traído descuidado, de «Querer es poder».

Procede como Dios, que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza necesita del agua y no la implora…
¡Que muerda y vocifere, vengadora, ya rodando en el polvo, tu cabeza!

Sumario

Nada aprendemos -sea francés, golf u oratoria- por medio de mejoramiento gradual. Luego permanecemos estacionarios durante algunas semanas, y aun llegamos a perder parte de la perfección lograda. Si perseveramos, pronto nos desharemos de todas las dificultades, excepto de este temor; y, luego de hablar unos segundos, tal temor desaparecerá. Pensemos en el éxito con respecto a nuestros estudios. Esto nos obligará a hacer las cosas necesarias para provocar el éxito.

Cuando los amigos le preguntaban a Alfieri cómo había vencido sus inclinaciones frívolas, respondía: «Quise, siempre quise, firmísimamente quise.»

Vicios de Lenguaje

Vocabulario

Todas las palabras que doy a continuación en la columna de la derecha, son correctas. Pero muchas personas desconocen su verdadera pronunciación.

IncorrectoCorrecto
ImpugneImpune
PiemontésPiamontés
IrisiónIrrisión
DecolorarDescolorar
GarrasperaCarraspera
DespaturrarDespatarrar
ContraversiaControversia
DesvastarDevastar
DecaecerDescaecer
MagüerMaguer
AvenienciaAvenencia

Descolorar tiene dos sustantivos sinónimos, uno regular y otro irregular: decoloración y descoloramiento.

Gramática

«Tan es así»

Tan, apócope de tanto, puede usarse delante de adjetivo, adverbio y otras partes de la oración excepto el verbo. En balde quiere decir en vano. De balde quiere decir gratis, graciosamente.

«Conseguí dos billetes de balde para el teatro.»
«Es en balde que vengas; no te recibiré.»
«Si por los vuestros estuviese la victoria, será suya la honra, y nuestro trabajo en balde
Mariana
«Aquí enterraron de balde, por no hallarle una peseta… No sigas: era poeta.»
Martínez de la Rosa

De una persona que está ociosa se dice que «está de balde».

Ejercicio Vocal: La Punta de la Lengua

Caruso atribuía gran parte de su éxito como cantante al dominio extraordinario que tenía de la lengua. Por lo cual, si utilizamos dicha parte posterior, provocamos tensiones y contracciones innecesarias en la garganta. El gorjeo tiene que recordarnos la tapa de las calderas cuando el agua comienza a hervir. Apliquemos los métodos de dominio del aire respirado que vimos en el capítulo V. Sintamos cómo recalcamos las ideas importantes con ese golpecito nítido y elástico:

¡Todo hacia la muerte avanza, de concierto;
toda la vida es mudanza hasta ser muerto!
¡Quién vio por tierra rodado el almenar,
y tan alto levantado
el muladar!
¡Mi existir se cambia y muda todo entero,
como árbol que se desnuda en el enero!
¡Fueron mis goces auroras de alegrías,
más fugaces que las horas de los días!
¡Más que la lanzadera en el telar,
y la alondra tan ligera en el volar!
¡Alma, en tu recinto acoge al dolor,
como la espiga en la troje el labrador!
¡Levántate, corazón, que estás muerto!
¡Esqueleto de león en el desierto!
¡Pide a la muerte posada, peregrino,
como espiga que granada
va al mo…