Sociología del Profesorado: Roles, Desafíos y Evolución

El interés de la Sociología por el profesorado se centra en el conocimiento de la posición que ocupa en el interior de la estructura social (profesorado como categoría social) y el papel que juega en el sistema educativo (profesorado como agente educativo), considerando la temporalidad del resto de los agentes: alumnos, padres o autoridades políticas educativas. La Sociología de la Educación se ha ocupado del estudio del profesorado con creciente interés desde los orígenes, sobre todo Durkheim, hasta la actualidad.

El primer sociólogo que sitúa al profesorado como centro de sus estudios fue Willard Waller, quien en 1932 publicó “La Sociología de la Enseñanza”. Un estudio sociológico completo e interesante sobre el profesorado es la obra del sociólogo Dan C. Lortie, “Schoolteacher. A sociological study”, publicada en 1975. En ella se analiza la naturaleza y el contenido del “ethos” de la ocupación docente.

En España, a finales de los años 80, Carlos Lerena diseña un marco de análisis de la sociología del profesorado. Según él, existen dos vías para analizar lo que él llama profesiones ideológicas: por un lado, el análisis en términos de situación de clase (marxista) y, por otro, en términos de estrato, categoría ocupacional o grupo de estatus (sociología a la americana). La sociología del profesorado cobra una especial importancia si se quiere un mejor sistema educativo.

Si partimos del hecho de que toda reforma educativa real depende de su asunción por el profesorado, como han señalado en la teoría autores tan importantes como Durkheim, Gramsci o Mannheim, no es de extrañar que la clase política española haya pretendido intervenir en el profesorado mediante medidas contenidas en las sucesivas leyes educativas (LODE, LOGSE ó LOCE) que, una vez desarrolladas, han tenido un escaso éxito. Una de las razones de su “relativo fracaso” ha sido que los problemas que se han considerado al estudiar la situación del enseñante se han centrado sólo en las causas internas, endógenas o inmediatas dentro del sistema educativo, o causas indirectas o exógenas, es decir, que están fuera del sistema educativo, y sin cuya percepción queda difuso el panorama general de la docencia.

Cambios en la Docencia

El profesorado, como intelectuales, son portavoces, divulgadores, sustentadores y creadores de ciertos valores culturales. Están agrupados en un conjunto homogéneo que define una manera de vivir y de pensar, un conjunto de actitudes, un ideal de persona, propios de la clase media. Pierre Bourdieu señala que las clases sociales son socializadas –tanto por la familia como por la escuela– en visiones del mundo y estilos de vida distintos, condicionados por la posición económica. La escuela refuerza la diferenciación entre “hombres cultos” y los demás cuando el maestro agrupa a sus alumnos en “brillantes” y “trabajadores”. En las últimas décadas, la masificación de todos los niveles educativos hace que el conocimiento deje de ser un bien escaso.

Papel y Tareas del Docente

Al analizar la naturaleza social del profesorado, su papel (posición) en la estructura social, nos encontramos con una construcción teórica que señala que existen tres papeles fundamentales del docente: el profesional, el proletario y el intelectual. En líneas generales, para los primeros, el papel que desempeña el docente es una profesión, es decir, se trata de una ocupación que cumple una serie de requisitos de formación y ejercicio práctico y que, por tanto, ocupa una posición de clase media en la Sociedad (postura del funcionalismo). Para los segundos, el papel que desempeña es de trabajador asalariado que está en vías de proletarización. Existe un tercer sector, minoritario y crítico, que considera que desempeña un papel de intelectual, asignándoles un importante papel en la transformación social.

Un grupo profesional es un colectivo autorregulado de personas que trabajan directamente para el mercado en una situación de privilegio monopolista. Sólo ellos pueden ofrecer un tipo determinado de bienes o servicios, protegidos de la competencia por la ley. A esto se le denomina también el ejercicio liberal de una profesión. Un obrero es un trabajador que no ha perdido o no ha accedido nunca a la propiedad de sus medios de producción, y que también se ha visto privado de la capacidad de controlar el objeto y el proceso de su trabajo, de la autonomía en su actividad productiva. Las semiprofesiones, formadas por grupos asalariados generalmente, forman parte de burocracias públicas, cuyo nivel de formación es similar al de los profesionales liberales. Están sometidos a la autoridad de sus empleadores. Uno de estos grupos es el constituido por los enseñantes.

El Enseñante como Profesional

Hay muchas maneras de definir una profesión. A continuación, se presentan las características que comparte con el grupo enseñante:

  • Competencia: El profesional se supone técnicamente competente en un campo del conocimiento del que están excluidos los que no lo son. Su competencia debe ser producto de una formación específica, generalmente de nivel universitario. Un elemento esencial para lograr presunción de competencia es el uso y reconocimiento social de una jerga propia.
  • Vocación: La profesión se caracteriza por su vocación de servicio a la humanidad. Está relacionado con la idea de servicio. El docente es un asalariado, y las opiniones sobre la adecuación o no de su salario dependen de la valoración que se haga de su esfuerzo, que, a diferencia del de un profesional, sí tiene precio.
  • Licencia: Los profesionales tienen un campo exclusivo reconocido y protegido por el Estado. Tienen una licencia como contrapartida de su competencia técnica y su vocación de servicio. Al enseñante, la ley le permite la capacidad de enseñar a otras formaciones. El profesor califica teniendo que estar impuesto en el marco y según las normas y los criterios de la institución escolar. El enseñante no es quien posee la licencia.
  • Independencia: Los profesionales son doblemente autónomos en el ejercicio de su profesión: frente a las organizaciones y frente a los clientes. En cambio, los docentes sólo son parcialmente autónomos tanto frente a las organizaciones como frente a su público.
  • Autorregulación: La profesión regula por sí misma su actuación a través de su propio código ético y deontológico, así como de órganos propios para la resolución de sus conflictos internos. El colectivo de docentes carece de un código ético y de mecanismos para resolver conflictos. Sí intervienen en el control de los mecanismos finales de acceso, pero siempre bajo la tutela de la burocracia pública o los empleadores privados.

El Enseñante como Trabajador Proletarizado

Un proletario es una persona que se ve obligada a vender su fuerza de trabajo, no el resultado de su trabajo, sino su capacidad de trabajo. Un proletario es un trabajador que ha perdido el control sobre los medios, el objetivo y el proceso de su trabajo. La proletarización es el proceso por el que un grupo de trabajadores pierde sucesivamente el control sobre esos recursos y aspectos de su trabajo.

Profesionalización y Proletarización de la Actividad Docente: Condición del Docente

Causas de la Proletarización del Docente

  • Urbanización: La introducción de las escuelas completas y graduadas, las concentraciones escolares, la expansión del sector público y la del privado son los factores que han hecho desaparecer al enseñante autónomo y al semiautónomo maestro rural. La presencia de varios grupos de escolares supuso la división y jerarquización de los docentes (aparición del director y otras figuras intermedias).
  • Regulación de la enseñanza: La especificación detallada de los programas de los docentes, normas legales, horarios, materias, etc. El enseñante ha perdido progresivamente la capacidad de decidir cuál ha de ser el resultado de su trabajo.
  • Regulaciones sobre el docente: Las autoridades escolares limitan también la gama de métodos posibles. Las autoridades de los centros pueden imponer a los enseñantes formas de organizar las clases y otras actividades, procedimientos de evaluación, disciplina, etc. El docente pierde el control sobre su proceso de trabajo. Esta pérdida de autonomía puede considerarse también como un proceso de descualificación del puesto de trabajo.

La descualificación se refuerza por la división del trabajo docente (parcelación del conocimiento y funciones de la escuela) debido a la proliferación de las especialidades y el confinamiento de las áreas y asignaturas.

Ambivalencia del Trabajo Docente

El colectivo de enseñantes comparte rasgos de los grupos profesionales con los de la clase obrera. A favor de su proletarización empujan: su crecimiento numérico, la expansión y concentración de las empresas privadas del sector, la tendencia al recorte de los gastos sociales, la lógica reglamentista de la Administración pública y la repercusión de sus salarios sobre los costes de las fuerzas de trabajo adulta.

Hay otros factores que juegan en contra de esta tendencia y, por consiguiente, a favor de su profesionalización: la naturaleza específica del trabajo docente. Otros factores son la igualdad de nivel formativo entre los enseñantes y las profesiones liberales, la creciente atención social a la problemática de la educación y la enorme importancia del sector público frente al privado.

Como consecuencia, el colectivo de los enseñantes se mueve más o menos en el lugar de las semiprofesiones (de la organización del trabajo y de la posición del trabajador). Sobre los docentes: están sometidos a la autoridad de organizaciones burocráticas, reciben salarios que pueden caracterizarse como bajos y han perdido toda la capacidad de determinar los fines de su trabajo. Desempeñan unas tareas de alta cualificación y conservan gran parte del control sobre su proceso de trabajo. Han aceptado la autonomía a cambio de bajos salarios y se resisten a la proletarización, reivindicando su profesionalidad.

Las encuestas de estratificación consideran que hay dos tipos de estratos: el estrato superior (gerentes, directivos profesionales) y un segundo estrato (técnicos y empleados medios). Cabe decir que ha mejorado a lo largo del tiempo la posición material del maestro, también en términos de ingresos, de seguridad en el empleo y en condiciones de trabajo (en ciertos aspectos).

Feminización del Sector

El término feminización es fundamentalmente un proceso. El aumento de la presencia de las mujeres en el profesorado ha sido espectacular y prácticamente constante en el tiempo. Diversos motivos explican este proceso:

  1. La enseñanza es una de las actividades extra-domésticas que la ideología patriarcal imperante ha aceptado siempre entre las adecuadas para las mujeres, viéndolas como una ocupación transitoria y como preparación del ejercicio de la maternidad.
  2. Los bajos salarios de la enseñanza han ahuyentado progresivamente de la misma a los varones educados, para los que la industria, el comercio y otras ramas de la Administración pública abrían nuevas y mejores oportunidades de empleo. Ha favorecido el mantenimiento de los salarios en niveles bajos la creencia social de que el trabajo de la mujer es siempre transitorio, anómalo y su salario una segunda fuente de ingresos.
  3. Las mujeres son consideradas como más conservadoras, menos activas, más dispuestas a aceptar la autoridad y la jerarquía que los hombres.
  4. En la escuela pública, las mujeres han recibido el mismo salario que los hombres.

El proceso de feminización ha tenido consecuencias importantes para la enseñanza:

  1. Hacer de la escuela una institución menos sexista.
  2. La relación de la escuela con el mundo del trabajo.
  3. Contribución a la proletarización o dificultad de la profesionalización.

La Socialización Profesional y la Carrera Docente

La Carrera Docente

Es Lortie, D.C. (1975) quien analiza el proceso de socialización del docente, destacando tres elementos básicos:

  1. La relativamente corta formación inicial, por lo menos hasta ahora, ya que en la actualidad esa situación ha cambiado con la implantación de los nuevos grados según el plan Bolonia.
  2. Ausencia de un ingreso escalonado, con pocas prácticas, que permite que el recién diplomado se incorpore a la actividad docente sin apenas ninguna experiencia.
  3. La formación en ejercicio, que concede mayor importancia a la experiencia personal y al intercambio informal.

Todo ello lleva, en definitiva, «a una concepción artística, antes que a la concepción científica del trabajo, y a que la socialización de la enseñanza sea principalmente auto-realización». El concepto de carrera docente se está transformando, desde lo que suponía para los diplomados de Magisterio a lo que va a suponer a los nuevos graduados. Hasta ahora, la carrera docente es más bien horizontal, es un sistema en que los niveles de renta, prestigio e influencia son muy parecidos, las diferencias no son significativas. El modelo actualmente existente consiste en ir acumulando antigüedad, cambiar de destinos para encontrar el lugar deseado y la falta de promoción.

La Satisfacción Laboral

¿Dónde encuentra el docente la satisfacción en el trabajo?

  • Aquellas que son valoradas subjetivamente por cada individuo (intrínsecas).
  • La retribución.
  • La valoración social.
  • La ocupación forma parte del modo de vida de los profesores y llena la mayoría de su tiempo.
  • Relación con los actores del proceso educativo (colegas, alumnos y familias).

Principales Problemáticas del Colectivo Docente

Las relaciones con los alumnos/as: normalmente las relaciones suelen ser positivas, aunque actualmente, por el cuestionamiento de la autoridad del adulto por los jóvenes, puede convertirse en una relación problemática donde la actuación es difícil si no se cuenta con el apoyo de la dirección del centro escolar.

Las relaciones con los padres y madres de los alumnos y alumnas: al analizar las relaciones entre los padres y el profesorado, Willard Waller afirmó que padres y profesores son enemigos naturales y el conflicto entre ellos es natural e inevitable. Becker señala que la escuela es para el profesor un lugar en el que la entrada de los padres en escena es siempre peligrosa. La organización interna de las escuelas se puede ver como un sistema de defensas contra la intrusión paterna.

El presentismo (Lortie): es decir, el predominio del presente sobre el futuro; ello conduce a un reforzamiento de la experiencia personal que lleva al aislamiento en el aula y a una separación entre compromiso y trabajo. Todo ello es debido a que es un espacio en el que las recompensas extrínsecas tienden a estar distribuidas de forma igualitaria. Las recompensas intrínsecas o psíquicas son las más favorecidas, “existiendo una marcada tendencia de los profesores a conectar sus recompensas importantes con acontecimientos en el aula”. Junto a ellas, las recompensas subordinadas obtienen su valor con relación a otras ocupaciones. El sistema de recompensas opera de modo más satisfactorio para los que se comprometen menos.

La doble relación de autoridad del profesorado (Dreeben): mantiene una relación jerárquica hacia arriba y otra hacia abajo. Hacia arriba, con sus empleadores, le da un carácter contractual/funcionarial; la otra relación, hacia abajo, se caracteriza por ser involuntaria.

El aislamiento espacial (Dreeben): la arquitectura escolar construye un espacio rectangular donde el profesor/a desarrolla un trabajo en solitario, privado e indivisible, con ausencia de comunicación con sus compañeros. La principal tecnología utilizada es el recitado, la explicación a toda la clase con diálogo limitado de aclaración de dudas.

La intensificación (Apple): se define como “la reducción del tiempo de descanso y de actualización profesional, así como las oportunidades de interacción con los colegas”. Se puede dar en cualquier trabajo; en la docencia suele ser producto de la sobrecarga crónica de trabajo que acompaña a los procesos de racionalización o de reforma de la enseñanza. En el caso de la mujer profesora casada, puede ser originada por su doble jornada de trabajo (hogar/escuela).

El agotamiento laboral del profesorado (Freechman): *teacher burnout* o el queme psicológico de los profesores es, para algunos autores, consecuencia de la intensificación. El queme es el resultado natural de la nueva ideología del profesionalismo que alienta a los profesores a verse a sí mismos como más poderosos de lo que realmente son y, por ello, con mayor responsabilidad de la que tienen, para solucionar en solitario complejos dilemas sociales e institucionales. Introduciendo la dinámica de género y la de edad, se recoge la distinción existente entre los profesores/as jóvenes, quemados prematuramente, y los profesores mayores, considerados trastos viejos.

Principales Problemas a los que se Enfrenta el Docente

  • Sobrecarga de tareas: El docente debe trabajar para programar sus clases realizando un ajuste de la materia y el tiempo del que dispone, da clases sobre diferentes temas, tiene en cuenta los diferentes intereses y capacidades del alumnado, realiza trabajo administrativo y se lleva a casa cantidad de trabajo. Del mismo modo, le son asignadas tareas que podrían ser llevadas a cabo por otros profesionales especialistas y orientadores, pues dentro de la misma clase encontrarán una amplia gama de alumnos que poseen capacidades diferentes, lo que requerirá de una mayor planificación y una evaluación más exhaustiva.
    • Solución: Establecer periodos de descanso y alternancia en las tareas.
  • Ratio superior a 25/30 alumnos: La preocupación de los docentes por la calidad de la educación, debido a encontrarse con una ratio superior a 25/30 alumnos, también desencadena en estrés.
    • Solución: Adecuar el número de alumnos al grupo-clase, no superando la ratio.
  • Alumnos con bajo nivel de motivación: Ante esta situación, el profesorado suele sentirse frustrado al intentar convencer al alumnado para que trabaje sin conseguir resultados positivos, provocando en el docente un gran cansancio físico y emocional.
    • Solución: Proporcionar al profesorado una formación psicológica que le lleve a su autoconocimiento personal y a la adquisición de habilidades que le permitan motivar al grupo-clase.
  • Clima de convivencia en los centros: Actualmente se está produciendo un gran deterioro en las relaciones profesor-profesor, profesor-alumno y profesor-padres.
    • Profesor-alumno: La actitud del alumno y el modo de comportarse con el profesor constituye una causa de estrés docente, pues, en algunos casos, se llega incluso a la agresión del docente.
    • Profesor-profesor: Cada profesor puede aportar un punto de vista distinto sobre la forma de hacer las cosas, lo que genera desacuerdos que llegan a deteriorar la relación entre los profesionales.
    • Profesor-padres: Algunos padres culpan al profesorado de los fracasos de sus hijos y, cuando estos adquieren buenos resultados, no valoran que son fruto de su labor. En ocasiones, se dan casos de padres que agreden a docentes.
    • Solución: Formar al profesorado a través de programas con el fin de adquirir conocimientos que faciliten su convivencia en los centros con los agentes que intervienen en el proceso educativo. Creación de una escuela de padres en la que se transmitan valores que resalten la labor docente. En el caso del alumnado, desarrollar programas para la mejora de la convivencia.
  • Aumento de responsabilidades del docente delegadas por las familias: Las familias, cada vez más, delegan la responsabilidad de la educación de sus hijos en el docente sin tener en cuenta que, para que dicha labor se desarrolle con éxito, debe ser una tarea compartida y no exclusiva del profesorado.
    • Solución: Concienciar a los padres del alumnado de la importancia de su implicación para que sus hijos desarrollen un proceso educativo adecuado.
  • Ausencia de reconocimiento social: En nuestros días, son muchos los cambios que está sufriendo el sistema educativo, lo que conlleva que el profesorado deba adaptarse, usar nuevas tecnologías, cambiar criterios y metodología, etc. Lo que debería suponer un reconocimiento de los profesionales de la educación, en la realidad se traduce en una devaluación de su función. Algunos padres atribuyen el fracaso de sus hijos al docente, mientras que los logros alcanzados por sus hijos en el proceso de aprendizaje solamente a sus hijos, considerando que son muy inteligentes sin valorar en ningún momento la labor del docente, lo cual provoca la tendencia de pérdida de ilusión y ánimo en este colectivo.
    • Solución: Intervención desde asociaciones, sindicatos, organizaciones, etc., con el fin de que la sociedad tome conciencia de la importancia de la función docente.
  • Conflictos escolares: En la actualidad, son cada vez más los casos de indisciplina en los centros escolares, agresiones alumno-alumno, profesor-alumno, padres-profesores.
    • Solución: Formar al profesorado en la adquisición de técnicas de resolución de conflictos: uso adecuado de la comunicación, técnicas grupales y métodos de resolución de problemas. Recuperación de la autoridad por parte del profesorado.
  • Nuevas tecnologías: La presencia de las nuevas tecnologías en los centros es hoy una realidad, lo que supone que el profesorado debe adaptarse a los avances tecnológicos, a pesar de que, en la mayoría de los casos, esta tarea resulta dificultosa, desarrollando incluso sentimientos de incompetencia ante el uso de dichos medios y de frustración, ya que los alumnos poseen un mayor dominio de los mismos.
    • Solución: Desarrollar programas de formación del profesorado en el ámbito de las nuevas tecnologías con el fin de que adquieran un adecuado dominio de las mismas. Las Administraciones Educativas deberían mostrar una mayor preocupación por esta situación que está afectando al profesorado y repercutiendo en el proceso de enseñanza-aprendizaje del alumnado y, por tanto, valorar la importancia de la labor docente, pues la educación de la sociedad del futuro depende de ellos.

Éxito, Fracaso y Abandono Escolar

Por qué Preocuparse del Fracaso

Porque, entre tanto, hemos llegado y estamos llegando a la sociedad de la información y del conocimiento básicos. Las oportunidades sociales de las personas dependen cada vez más de su cualificación, de su capital humano, de su capacidad de obtener, manejar e interpretar la información, de emplear y adquirir el conocimiento. Se ha abierto una brecha entre el trabajo cualificado y el no cualificado. El éxito y el fracaso escolar tienen una enorme importancia, por lo que era una utopía meritocrática.

Qué es el Fracaso Escolar

El término fracaso escolar es reiteradamente objeto de discusión por dos motivos: no terminar la ESO y no terminar la educación secundaria postobligatoria, además de suspenso, repetición o retraso; es decir, los fracasos parciales que podrán dificultar un difícil camino hacia el éxito. El valor connotativo conllevaría la descalificación e incluso la estigmatización del alumno, su culpabilización en exclusiva con la consiguiente desresponsabilización de la institución.

El fracaso escolar es la situación del alumno que intenta alcanzar los objetivos mínimos planteados por la institución –los de la educación obligatoria–, falla en ello y se retira después de ser catalogado como tal; en suma, después de ser suspendido con carácter general, certificado en vez de graduado, etc., según la terminología peculiar de cada momento normativo o cada contexto cultural. Aquí encajan mal quienes abandonan la ESO sin intentar siquiera terminarla, ya que no cabe fracasar en lo que no se intenta y, sin embargo, suelen ser incluidos en la cifra.

Una versión algo menos restrictiva incluiría a los que fracasan, habiéndolo intentado, en cualquiera de los niveles obligatorios, la secundaria obligatoria o la postobligatoria, esto es, tanto en la ESO como en los ciclos formativos de grado medio o el bachillerato. Cualquier concepción más o menos restrictiva del fracaso sitúa a otro importante número de alumnos bajo el epígrafe del abandono.

En el sentido más amplio, abandono sería el caso de todos los alumnos entre 18 y 24 años que no han completado el bachillerato o los ciclos formativos de grado medio y, por supuesto, sus equivalentes anteriores. Quedan incluidos en él, por tanto, los que terminan la ESO, incluso con éxito, pero no llegan a matricularse en bachillerato ni en CFGM. En un sentido algo más restrictivo, son casos de abandono escolar los que, cumpliendo las anteriores condiciones, no sean clasificables como casos de fracaso, aquellos que podrían haber terminado o estar cursando algún tipo de enseñanza secundaria postobligatoria y no lo han hecho ni lo hacen.

En España se recurre a menudo al concepto de Abandono Educativo Temprano (AET), definido como abandono «de la educación-formación», una alternativa al AEP (abandono escolar prematuro) educativo en vez de escolar. Al final de la educación obligatoria, abundan las situaciones técnicamente clasificadas como absentismo, puesto que el alumno continúa matriculado, pero que en términos sustantivos deberían calificarse de abandono, si es que apenas aparece o ya no aparece por las aulas.

En sentido estricto, si el abandono se define como elección, sólo podría conceptuarse propiamente como tal el tercer supuesto. El primero sería simplemente un caso de abandono del alumno por parte de la institución, y no al contrario, cualesquiera que fuesen las actitudes de la familia y del menor. Por lo demás, es obvio que el abandono de hecho (el absentismo crónico) suele conducir al fracaso, y que el fracaso puede conducir al absentismo y al abandono. Que el absentismo reiterado es casi siempre el preludio del fracaso. El abandono puede ser simplemente la consecuencia del fracaso o de su anticipación.

El énfasis sobre un término u otro tiene mucho que ver con la manera como cada sociedad contempla su sistema educativo. El fracaso es de uso común en Europa, donde el problema del abandono, y mucho más el abandono referido a un objetivo postobligatorio, se ha convertido en tema de atención en los últimos tiempos, mientras que en los Estados Unidos apenas se habla de fracaso y sí de abandono. Se preocupan más por el fracaso las sociedades que tienen todavía sistemas escolares segregados, en los que los alumnos se dividen en ramas claramente distintas antes del término de la obligatoriedad, o han abordado reformas comprehensivas que implican en la capacidad del conjunto de los adolescentes para seguir unos mismos estudios por todo el período obligatorio.

Concepción amplia del fracaso: incluye toda forma de no consecución de los objetivos escolares proclamados por la sociedad y que pueden estimarse como mínimos razonables en función del mercado de trabajo, a saber, un título regular postobligatorio. Supone que no solamente existen los objetivos del individuo, que éste puede alcanzar (éxito) o no alcanzar (fracaso), sino también los objetivos de la sociedad, que fracasa cuando no los alcanza, sea como consecuencia inmediata de un acto de selección (por parte de la institución) o de elección (por parte del individuo).